Solana, el almogávar
¿Qué hacía la bandera de Arabia Saudí ondeando en la entrada del hotel Juan Carlos I? Que se sepa, Arabia Saudí no pertenece a la Unión Europea ni es uno de los 12 países por ella invitados a la Conferencia Euromediterránea. "Quizá es que los jeques van a pagar la factura de la conferencia", dijo, gua son un periodista libanés. Pero no, los jeques no van a pagar un duro, así que, una vez apercibidos del error, los organizadores retiraron la bandera.Sentada la idea de que esta conferencia no es una de esas reuniones de la Liga Arabe que los saudíes financian con generosidad, cabe añadir que tiene algo que las recuerda. No es el hecho de que en Barcelona haya muchos delegados y periodistas árabes, no. Es otra cosa. Quizá esa vaguedad sobre los objetivos concretos de la cumbre -celebrarla es en sí un gran triunfo-; quizá esa atención que dedican los informadores a intentar enterarse de posibles reuniones bilaterales -¿se verano- no los sirios y los israelíes?-; quizá la falta de información fluida que planea, sobre todo -sólo los israelíes han organizado profesionalmente la difusión de sus mensajes-, quizá la lejanía física y espiritual entre los representantes de los medios de comunicación, en el hotel Princesa Sofía, y las délegaciones, en el hotel Juan Carlos I.
"¿No hay en la Barcelona que celebró los últimos Juegos Olímpicos instalaciones amplias y seguras que permitan un mayor contacto entre la prensa y las delegaciones?", se preguntaba, de buena fe, el enviado especial de un diario marroquí.
El Méditerráneo sin duda, un espacio geopolítico altamente peligroso, como lo confirman la cantidad de controles policiales que el periodista debe superar en el mismo Princesa Sofía. Tras haber franqueado, con la acreditación bien visible, el arco detector de metales de la entrada, uno cree estar en territorio pacificado. Es una ilusión: sigue en territorio comanche. Cada cambio de planta y cada conferencia de prensa exigen nuevas identificaciones y registros. "Parece un poco absurdo, te niendo en cuenta que los gran des no están aquí", apostillaba, melancólico, un colega suizo.
De la jornada de ayer, la historia retendrá la frase pronunciada por Javier Solana en su breve desplazamiento al Princesa Sofia:. "Yo soy un político valiente". Ya sé. sabía que iba a decir aquello de que el clima de la conferencia. es "muy constructivo, muy positivo", pero esa frase fue toda una de claración de intenciones. Sola na está dispuesto a asumir lo que sea: la secretaría general de la OTAN, la candidatura socialista a las elecciones e, incluso, viajar al Princesa Sofía, para dar la cara ante un par de centenares de reporteros cabreados por la falta de noticias, el enésimo control policial y el espacio liliputiense donde comparece el ministro español. Es todo un almogávar.
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