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CONFERENCIA EUROMEDITERRÁNEA

La cita de Barcelona logra un cierto consenso entre árabes e israelíes

Los dos principales escollos para la Conferencia Euromediterránea que empieza hoy en Barcelona empiezan a reblandecerse. Israel mostró ayer su disposición a comprometerse con el Tratado de No Prolíferación nuclear (TNP), exigencia enarbolada por sus vecinos árabes. Aunque con la condición de que este compromiso forme parte de un paquete de paz y de desarme global en la región, que incluya a Irán e Irak. También las polémicas referencias al terrorismo parecían abrirse paso. Pero la hora de la verdad llegará mañana.

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El cogollo de la Conferencia de Barcelona será su sesión secreta final, mañana, cuando los ministros de Exteriores limen la Declaración que los altos funcionarios de la Unión Europea (UE) y de los 12 socios de la ribera sur llevan cocinando desde hace meses. Ayer empezaron a abrirse vías de consenso sobre los dos asuntos que enfrentan a Israel con los vecinos árabes: la conversión de la región en un área libre de armas de destrucción masiva y la condena al terrorismo.Israel aceptaba el llamamiento a suscribir -aunque sin fecha- el TNP y los demás convenios internacionales que reprueban las armas químicas y biológicas, a lo que hasta ahora se resistía. Ayer limitó su exigencia a que este compromiso forme parte de un paquete regional en el que otras potencias susceptibles de poseer armas temibles -Irán e Irak- también lo acaten algún día. Pero los árabes insistían en que el texto debe incorporar una fecha fija.

Detrás del párrafo en el que la conferencia condena el terrorismo Siria quería incluir otra repulsa, la de la ocupación de territorios por la fuerza. Y acompañarla de una mención al derecho de emprender acciones legítimas contra el invasor. La referencia al sur de Líbano, donde Damasco tolera la lucha de milicianos islamistas contra el Ejército israelí que controla una franja meridional del país, era evidente. Israel no estaba dispuesto a aceptarla y anoche se buscaba una fórmula de rechazo a la ocupación, pero sin justificar la lucha armada.

Encauzadas a medias ambas polémicas, saltaron sin embargo otros puntos de discusión, que ya estaban cerrados tras las reuniones preparatorias de Bruselas. Egipto quería reconsiderar el compromiso de una zona de libre cambio, que había sido encajada por todos y es la clave de bóveda de la regionalización. "El capitulo económico es el de verdadera enjundia, mucho más que las cuestiones políticas", indicaba un representante de la Comisión Europea. Pero algunas delegaciones árabes se resistían a asumir todos los pactos ya sellados sobre estos temas. Otros cabos sueltos se iban anudando: la referencia a la deuda financiera del sur quedará en mera constatación política de su importancia, pero deberá resolverse técnicamente en otros foros como el Club de París, apuntaron fuentes comunitarias.

Antes de la sesión plenaria de hoy -discursos públicos, negociación multilateral entre bambalinas-, las ocho delegaciones árabes se reunirán para coordinar posiciones en la sesión del martes. También lo harán los Quince europeos por su cuenta, pero para discutir sobre los acuerdos de Dayton para la antigua Yugoslavia con su representante, Carl Bildt.

La expectativa de que Barcelona se convirtiese en escenario para sentar las bases de la reanudación de las negociaciones de paz entre Israel y Siria, por el contrario, parecía desvanecerse. El primer ministro israelí, Simón Peres, lo propuso el lunes pasado en Bruselas. El libanés Fares Boueiz le contestó ayer que la idea es "aparentemente esperanzadora", pero no contiene "una propuesta práctica y realista". Un delegado sirio remachó diciendo que no es ésto lo que han venido a negociar en Barcelona.

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