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LA LIDIA - MÉXICO

Tres jóvenes diestros en busca de colocación

Para conmemorar el 85 aniversario de la revolución mexicana se celebró la tercera corrida de la temporada dé oro. El cartel lo integraron tres jóvenes diestros en busca de colocarse entre, las flguras del toreo.Lo acobardado y huidizo del primero de la fría tarde no fue obstáculo para que Eulalio López El Zotoluco se amilanara ante el buey. Con la capa no se acomodó pero en el último tercio batalló con un soso que se rehusaba acudir a la sarga. Logró sacarle meritorios pases en los que, si no hubo belleza, el valor espartano del espada tlaxcalteca estuvo presente.

Al incierto y distraído cuarto El Zotoluco lo veroniqueó con las manos bajas. Su muleteo lo inició con espíritu titánico en tablas y de rodillas con un cambio por la espalda y siguiendo en esa postura continuó con pases por alto y templados redondos. Su larga labor fue tremendista pero cuando pudo con el suelto bicho, ligó una serie por el derecho con mucho sabor.

Garfias / Zotoluco, Portillo, Benítez

Toros de Marco Garfias, buenos mozos, duros e incómodos de estilo. 2º, bravo, aplaudido en el arrastre.El Zotoluco: dos estocadas bajas y otra envainada (ovación y salida al tercio); pinchazo y estocada delantera desprenodida (petición y vuelta). Mauricio Portillo: metisaca, media desprendida tendida -primer aviso-estocada honda baja -segundo aviso- y dobla el toro (ovación y salida al tercio); dos pinchazos y estocada honda delantera desprendida (aplausos). Leonardo Benítez, de Venezuela: estocada desprendida (oreja); tres pinchazos, media desprendida -aviso- y tres descabellos (silencio). Monumental Plaza México, 20 de noviembre. Festejo, conmemorativo de la revolución mexicana. Floja entrada.

Mauricio Portillo no se acopló al capotear al segundo, de buen tranco. Inició un artístico trasteo caminándole al ejecutar suertes por alto. Al romper el astado, de nombre Caudillo, el torero aprovechó su claro y largo recorrido para enlazar series por el izquierdo en las que toreó con pureza de frente. En el último tiempo de cada muletazo despedía a la res. brava con un suave quiebro de muñeca. Trató de matar recibiendo y fue aparatosamente prendido llevándose un puntazo en el epigástrico. Con el quinto el moreliano se equivocó pues quiso torear al débil y manso morlaco, cabeza alta, que se escupía y se agarraba al piso, en lugar de lidiarlo.

Leonardo Benítez fue atropellado al citar con el capote al tercero, que desarrolló sentido. Estuvo desacertado en sus dos primeros, pares de banderillas pero en el tercero aguantó en el embroque y las colocó en buen sitio. Su excelente faena la inició con eficaces doblones sujetando a un cornúpeta que con pujanza en el viaje se comía el engaño. En los, medios eslabonó mandones redondo rematándolos con forzados de pecho que peinaban los lomos del burel e iban de los pitones al rabo. Con el tío que salió en sexto lugar el venezolano, no supo o no pudo domeñar los ímpetus de la codicia del animal. ¿Será que se conformó con un apéndice?

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