Un joven ex comunista acaba con la era Walesa en Polonia
Polonia ha rechazado a su mito Lech Walesa, según los resultados oficiales de las elecciones presidenciales del domingo, dados a conocer ayer. Por poco más de 650.000 votos y tres puntos y medio de diferencia -51,7% contra el 48,3%-, el ex comúnista Aleksander Kwasniewski de 41 años, se convertirá el próximo 23 de diciembre en el nuevo jefe del Estado. El presidente electo hizo ya en la madrugada del lunes un llamamiento a la concordia y a la unión de los polacos, mientras que Walesa admitió ayer su derrota y anunció que su próximo objetivo son las elecciones parlamentarias de 1997.
Casi el 70% del censo, cerca de 19 millones de votantes acudió a las urnas en un día de frío y nieve para decidir en, segunda vuelta el vencedor de una carrera que se inició sin favorito claro, pero en la que se apostaba mayoritariamente por el candidato finalmente vencido. Dirigiéndose Por televisión al país a las seis de la tarde de ayer, Lech Walesa señaló que hay que respetar él resultado de los comicios, agradeció el apoyo de sus votantes y anunció: "A pesar de haber sido derrotados,, no renunciaremos a nuestras esperanzas". La cantidad de votos recibidos significa que Polonia nos necesita y espera que cumplamos tareas futuras(...) ahora comienza el baile y, de acuerdo con el Antiguo Testa mento, devolveré cada bofetada hasta hacer saltar las mandíbulas...", se explayó Walesa. Los ministros de Defensa, Interior y Asuntos Exteriores, que por una discutida y nebulosa prerrogativa presidencial habían sido designados por el jefi del Estado, ya han anunciado su dimisión.
Los ajustes de cuentas en el gran magma conservador polaco que ha alimentado la campaña del presidente derrotado no tardarán en comenzar. Bronislaw Gieremek, dirigente de la Unión de la Libertad, uno de los partidos separados del movimiento Solidaridad que dio su apoyo. a Walesa, declaro ayer que el desenlace electoral responde a la percepción por muchos polcos de Lech Walesa como "desestabilizador del sistema democrático y violador y manipulador de la ley más allá de la frontera de lo decente". Polonia votó el domingo en sus segundas elecciones presidenciales desde que Solidaridad, en teoría un sindicato pero en la práctica, un vasto movimiento social, arrojara a los comunistas del poder hace seis años bajo la dirección de Walesa, que ahora tiene 52 años.
Relevo sin palabras.
La responsable del comité electoral de Kwasniewski, Danuta Waniek, precisó que, indepehdienteinente de que Walesa "ha sido nuestro rival político, por respeto a su persona debemos darle la posibilidad de retirarse, de modo digno y con tranquilidad, como corresponde a un presidente". Y agregó que en el mes que le queda al frente de la máxima magistratura del Estado, las relaciones con su sucesor "tendrán un clima adecuado, decente". En su alocución televisada Walesa aseguró: "No hablaré ni me encontraré con Kwasniewski". .
La victoria de Kwasniewski líder del Partido Socialdemócrata que gobiema Póloñia en coalición con otra formación ex comunista, el Partido Campesino, ha sido acogida con absoluta tranquilidad en el país, pese a las amenazas veladas de movilización formuladas ya en la madrugada del lunes por el jefe nacional de los trabajadores afiliados a Solidaridad, Marian KrzakIewsky. El responsable de la campaña electoral de Walesa, Jerzy Gwiz, se quejó ayer, amargamente de "la corta memoria de los polaco" y pronosticó que lamentarán los resultados de la elección del domingo. Jefatura del Estado, Parlamento y Gobierno están ya bajo control de los antiguos comunistas convertidos al capitalismo y la democracia representativa.
La Iglesia católica, por boca. de su portavoz, el obispo Tadeusz Pieronek, declaró que "hay que aceptar la voluntad de los electores expresada en una consulta democrática, incluso si la diferencia entre los candidatos es mínima". En los días anteriores a la votación el clero polaco arrojó todo su peso detrás del presidente derrotado, con oficios especiales en los templos para pedir por su victoria contra su -"neopagano" rival, en palabras del cardenal primado Jozef Glemp.,
El diario Gazeta Wyborcza, Próximo al ala más liberal escindida de Solidaridad, se lamenta de que la victoria de Kwasniewski ponga todos los resortes del poder en manos de los comunistas conversos, pero entiende que los polacos se han cansado de las luchas desatadas por Walesa en su propio círculo y en las instituciones, y de lo que denomina "agresión clerical".
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