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Kwasniewski, virtual nuevo presidente de Polonia

El líder socialdemócrata derrota a Walesa por un 3% de los votos, según los primeros resultados

ENVIADO ESPECIALAIeksander Kwasniewski será el próximo presidente de Polonia si se confirman las proyecciones de los primeros resultados oficiales parciales difundidos por la televisión polaca. Pasada la medianoche, el líder socialdemócrata aventajaba en dos puntos y medio a Lech Walesa, jefe del Estado desde 1990. El recuento de 1.150 colegios electorales otorgaba a Kwasniewski, un ex comunista de 41 años, el 51,4% de los votos, contra un 48,6% para su contrincante. A pesar del temporal de frío que se abatió ayer sobre Polonia, la participación rozó el 68% y superó a la la primera vuelta, hace dos semanas. comisión electoral dará a conocer hoy los resultados definitivos de los más 22.000 colegios del país.

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Todavía a las nueve y media de la noche Walesa apuntaba tímidamente como posible ganador de estas elecciones presidenciales que llevarán a Polonia hasta el mismo umbral del año 2000. Los pronósticos a esa hora, elaborados sobre entrevistas realizadas a la salida de los colegios electorales, daban al campeón del anticomunismo una exigua ventaja de seis décimas sobre el jefe del partido socialdemócrata. Poco antes, sin embargo, Lech Walesa hacía una lacónica declaración en la que agradeció el voto de sus simpatizantes y de todos quienes han creído en él. La alegría inicial de sus seguidores se trocó entonces en incertidumbre.Una explosión de júbilo y gritos de "¡Olek, Olek!",(diminutivo de Aleksander) recibieron en el cartel general socialdemócrata los primeros resultados oficiales. Kwasniewski, que se reunió al filo de las once de la noche con centenares de sus simpatizantes en la sede del partido, rechazó la. idea, de que existan dos Polonias y aseguró que, si ganaba, estaría en condiciones de dialogar con su rival. "Ni a Walesa ni a mí se nos hubiera ocurrido que los polacos nos iban a dar tantas emociones esta noche", dijo ante la cualificada representación de la "gente guapa" polaca que jaleaba al joven dirigente ex comunista.

El lenguaje moderado de Kwasniewski tuvo una inmediata respuesta de guerra por parte del jefe del sindicato Solidaridad, una organización que tuvo diez millones de miembros en los años ochenta y ahora no llega al medio millón. Con expresión de indisimulada ira, Marian Krzaklewsk y amenazo con revueltas en las zonas industriales del sur del país donde Walesa ha revalidado su mayoría. "Si gana [Kwagniewski] actuaremos de manera radical", dijo.

Durante 14 horas, desde las seis de la mañana hasta las ocho de la noche, los polacos acudieron a votar a quien iba a ser el próximo inquilino del palacio presidencial. Veintiocho millones de personas estaban convocadas a pronunciarse en una jornada que transcurrió rutinariamente en todo el país. Sólo algunas pequeñas banderas rojiblancas, la enseña nacional, a las puertas de los colegios, en la mayoría de los cuales no había ni rastro de presencia policial. Los deis aspirantes, que partían virtualmente empatados en los últimos sondeos de opinión, depositaron su papeleta por la mañana. Lech Walesa, junto con su mujer Danuta, en la ciudad báltica de Gdansk; y Aleksander Kwasniewski, también con su esposa, en un barrio de Varsovia.

El 5 de noviembre, en la primera ronda, Kwasniewski obtuvo el 35% de los votos, algo más de seis millones de papeletas, contra el 33% de su rival, que obtuvo 350.000 menos. La participación fue entonces de casi el 65% del censo. Otros 11 aspirantes a la presidencia quedaron en la cuneta.

Entre! mucha fanfarria y ramos de. flores para Danuta, fue una hija pequeña de Walesa la que depositó -"para que me dé suerte" dijo el presidente polaco- el voto de su padre. Tras reunirse en Gdarisk con su comité electoral a primera hora de la tarde, Walesa viajó a Varsovia para seguir desde la capital las elecciones.

La votación del matrimonio Kwasniewski tuvo un escenario más austero. El líder socialdemócrata apenas ha conseguido 6.000 apoderados de mesa en todo el país, contra los más de 12.000 de su rival. Muchos polacos han rechazado controlar la votación en nombre de Kwasniweski para que ni de lejos se les asocie con la palabra tabú, "comunista", que el presidente Walesa ha empleado sistemáticamente como talismán durante toda la campaña para dirigirse a su contrincante, jefe del mayor partido parlamentario, Unión de Izquierda Democrática.

Mucho más que sobre programas o nítidas diferencias sociales o económicas, las presidenciales polacas celebradas ayer han sido unas elecciones sobre el estilo de mandar. Los cinco años transcurridos desde las que llevaron democráticamente a la jefatura del Estado a Lech Walesa han consolidado en Polonia el apetito por el sistema capitalista.

A los polacos de hoy les interesa mayoritariamente ganar dinero. Y su opción ayer era entre hacerlo bajo un dirigente de 52 años que fue un mito anticomunista, peina canas, es por corpulento y marrullero en política, o con otro de 41 -atezado, embaucador y suave de modales- que no había nacido cuando el Ejército Rojo trajo el comunismo a Polonia y que ha renegado de su pasado como miembro prominente de la nomenklatura.

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