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LAS MANIFESTACIONES DEL 20-N

Saenz de Ynestrillas dice que la ultraderecha crecerá si el PP llega al poder

Unas 5.000 personas respondieron ayer en Madrid a la convocatoria de diversas organizaciones en conmemoración del 200 aniversario de la muerte del general Francisco Franco y de José Antonio Primo de Rivera. Ricardo Sáenz de Ynestrillas, líder del Movimiento Social Español, pronosticó el resurgir de la ultraderecha cuando el Partido Popular llegue al poder. El dirigente ultra criticó al Rey, provocando un rifirrafe en la tribuna de oradores cuando Eduardo Toledano, presidente de la Federación de Combatientes, le cortó para recordarle el acuerdo de no hablar de la Corona.

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La concentración ultraderechista de Madrid, celebrada a mediodía de ayer al pie de la estatua ecuestre de Franco existente junto a los Nuevos Ministerios, discurrió sin incidentes. Unas 5.000 personas, según fuentes policiales, hicieron ondear banderas con el águila imperial y exhibieron otros símbolos franquistas y falangistas. La policía únicamente detectó la presencia de una docena de cabezas rapadas, que no ocasionaron ningún altercado.Ricardo Sáenz de Ynestrillas, hijo de un teniente coronel del Ejército asesinado por ETA, lanzó duras críticas a los medios de comunicación, al Gobierno, a Jordi Pujol y a la diputada catalana Pilar Rahola, advirtiendo a todos los "enemigos de España" que "probablemente algún día desearán no haber nacido".

El dirigente ultra, que el sábado había pronosticado la asistencia de 30.000 personas a este acto, vaticinó un resurgir de la ultraderecha si se produce la llegada del PP al poder, argumentando que este partido defraudará a muchos ciudadanos que actualmente confían en José María Aznar.

El dirigente ultraderechista más joven de la tribuna de oradores arremetió contra el rey Juan Carlos, al que acusó de haber traicionado los principios fundamentales del Movimiento "que juró sobre una biblia". En ese momento fue interrumpido por Eduardo Toledano, otro de los convocantes del acto, pudiéndose escuchar a través de los altavoces cómo éste le reprochaba a Sáenz de Ynestrillas estar rompiendo el pacto que habían suscrito para no hablar de la Corona. Pese al rifirrafe verbal, y ante el asombro de los asistentes, Sáenz de Ynestrillas criticó al Rey. Fue jaleado y aplaudido por sus seguidores.

El notario Blas Piñar, líder histórico de la ultraderecha, comenzó su alocución saludando a Carmen Franco -"más por Franco que por duquesa"- para después dar un repaso a la actualidad y al pasado. Ofreció su tradicional visión apocalíptica del presente político, social y económico, mientras que utilizó su verbo vibrante y apasionado para ensalzar la obra de Franco y el pensamiento de José Antonio Primo de Rivera.

Abucheos

El último en intervenir fue Eduardo Toledano, que empezó pidiendo perdón por el incidente con Sáenz de Ynestrillas y disculpas por no ser tan buen orador como quienes le habían precedido. "Este acto es para recordar a Francisco Franco, no para que lo utilicemos para proferir insultos", dijo en medio de un coro de abucheos y silbidos, mientras una mujer madura gritaba entre entre el público: "Peloteo. Basta ya de peloteo".Toledano fue presentado con elogios por "no haber dudado en falsificar su edad para poder alistarse en la División Azul". Con tono más moderado que sus compañeros, consideró desaconsejable "echar más leña al fuego" de la situación política actual.

Entre los asistentes al acto ultraderechista estaba una pequeña represntación del Frente Nacional francés, del Movimiento Nacional italiano y del Partido Nacional Demócrata alemán, que el sábado habían mantenido en un hotel de Madrid una reunión con sus correligionarios españoles.

El acto finalizó sin incidentes una hora después con los vivas tradicionales y el canto del Oriamendi, el Cara al sol y el himno nacional. Desde la megafonía, un miembro del servicio de or den recomendó a los asistentes que no hicieran excesiva exhibición de sus símbolos y que, en cualquier caso, recordaran que es "más segura" la zona norte que la parte sur de Madrid. Muchos de los manifestantes se trasladaron a la zona de Goya, donde hicieron sonar repetidamente las bocinas de sus coches y enarbolaron banderas con el águila imperial. En ningún momento hubo intentos de aproximarse a la calle de Atocha, por donde discurría a esa misma hora otra marcha antifascista.

La Delegación del Gobierno, que había asegurado el día anterior que la situación ante el 20-N estaba "perfectamente controlada", dispuso un despliegue policial que se mantuvo a distancia y no llegó a intervenir en ningún momento. Los asistentes, sin embargo, abuchearon al helicóptero policial cada vez que sobrevoló la zona.

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