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El nuevo desafío del general Zerual

Los argelinos se preguntan cómo pacificará el país el nuevo presidente tras lograr el 61,34% de los votos

"Disparad, disparad", gritaban millares de ciudadanos a las fuerzas de seguridad -policía y gendarmería- que, rompiendo toda disciplina, habían empezado a tirar con sus armas reglamentarias al aire, en la calle, celebrando el triunfo electoral del presidente Liamín Zerual.La respuesta a este vocerío no se hizo esperar. Al instante se escucharon ráfagas de metralletas, acompañadas de los impactos secos de pistolas, mientras una legión de niños se abalanzaba a los pies de los funcionarios, pugnando por apoderarse de los casquillos vacíos de las balas. Todo ello sucedía en medio de un mar de banderas y carteles del candidato triunfador, entre los aplausos, alaridos de victoria, el ruido ensordecedor de las sirenas y los bocinazos de los coches, paralizados en un atasco histórico en el centro de Argel.

Minutos antes de que sonase el primer pistoletazo, con el que se abrió una algarada que duró todo el día, el ministro del Interior, Ben Mansur, había anunciado a los periodistas, reunidos en el Centro Internacional de Prensa, los resultados oficiales de los primeros comicios presidenciales pluripartidistas de la historia de Argelia. El lacónico comunicado del portavoz gubernamental confirmó el alto índice de participación -74,92% de los votos, es decir, casi doce millones de electores- y el triunfo de Liamín Zerual con el 61,34% de las papeletas, más de siete millones de votos.

"Zerual, ¿que harás mañana con tu victoria?", se preguntaban ayer los argelinos, cuando, una vez pasada la resaca del triunfo electoral del presidente con el 61,34% de los votos, volvieron a sus trabajos y se enfrentaron a los problemas cotidianos, pero sobre todo a la violencia, desencadenada desde hace más de tres años como consecuencia de los enfrentamientos entre los grupos integristas radicales y las fuerzas de seguridad. Se lo preguntaban en silencio, con la íntima convicción de que lo primero que tratará de hacer el nuevo presidente es pacificar y democratizar Argelia. Así lo ha prometido.

Las promesas de Zerual empezaron a cumplirse el pasado 16 de noviembre con la celebración de las elecciones, ya que ellas cierran por sí solas un periodo de interinidad y de ilegitimidad presidencial iniciado el 11 de enero de 1992, cuando el Ejército obligó a dimitir al anterior jefe del Estado, Chadli Benyedid, en una operación que tenía como principal objetivo paralizar la celebración de la segunda vuelta de unas elecciones legislativas en las que el Frente Islámico de Salvación (FIS), la principal formación integrista, había arrasado y amenazaba con lograr una mayoría absoluta en el Parlamento. Desde el golpe de Estado de 1992 se han sucedido en Argelia tres presidentes -Mohamed Budiaf, Alí Kafi y el propio Zerual-, pero sólo el último ha venido demostrando la intención de legitimar la presidencia de la República, devolviendo el país a la senda constitucional.

"La celebración de las elecciones presidenciales constituye por sí misma, a pesar de todas las imperfecciones, el principio de la democratización de Argelia. Es sobre todo un salto cualitativo importante con respecto a las anteriores elecciones presidenciales, celebradas con un candidato único, previamente cooptado o designado por los centros de poder", coinciden en afirmar los observadores diplomáticos.

Pero eso no es todo. El presidente Liamín Zerual se ha comprometido a dar los siguientes pasos hacia la democratización total de Argelia, según se desprende de su programa electoral y de los compromisos verbales establecidos con los representantes de la comunidad internacional.

Según estos própositos, el nuevo jefe del Estado podría convocar, en una fecha indeterminada pero no muy lejana, la celebración de las elecciones legislativas y de las locales y regionales. Con la primera convocatoria se eliminaría el Consejo Nacional de la Transición, un miniparlamento formado por diputados elegidos a dedo. Con la segunda convocatoria se eliminaría el vacío creado en los ayuntamientos, dirigidos por funcionarios del Estado.

Inevitablemente, todo ese proceso de democratización deberá pasar por la pacificación de Argelia, es decir, la reanudación del diálogo nacional con las fuerzas políticas de la oposición, especialmente del movimiento integrista radical Frente Islámico de Salvación, en torno al cual giran las dos organizaciones armadas más importantes del país, el Ejército Islámico Armado (AIS) y el Grupo Islámico Armado (GIA). ¿Volverá Zerual a sentarse a la mesa del diálogo con los dirigentes fundamentalistas Abasi Madani y Alí Beljay, encarcelados desde hace más de tres años en la prisión militar de Blida?

"Todo es posible. Zerual goza de atribuciones constitucionales muy poderosas. Pero también se ha comprometido al mismo tiempo a reanudar el diálogo con, las fuerzas de la oposición que condenen la violencia", recuerdan responsables políticos, y, a modo de confirmación, bucean en el programa electoral del candidato Zerual, convertido en un nuevo Libro Verde de la esperanza en Argelia, en el que asegura que va a promover "el diálogo nacional".

.Como por azar, la sede central de la campaña electoral del presidente Zerual, situada en el centro de Argel, linda por el norte con la residencia que sirvió de albergue a los dirigentes del FIS cuando hace meses fueron excarcelados y se sentaron frente a los emisarios del presidente en un intento de diálogo. En este marco, el general Zerual pronunció las primeras palabras tras su triunfo electoral: "Seré el presidente de todos los argelinos".

En el exterior, más allá del jardín y de la valla metálica de la residencia electoral, policías y gendarmes continuaban disparando con sus armas al aire. Eran tiros para la paz.

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