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Mujeres de cine

No me acuerdo bien si los estudios de Harvard sobre el cerebro hablaban de la mayor facilidad de la mujer para lucir en escena. En lo que sí resultaban superiores era en articulación del lenguaje y en una memoria visual que les autorizaba a ser testigos oculares de primer orden en los parties o en los lugares del crimen. Con esta ventaja no era extraño que alguna vez, reunidas las condiciones, se lanzaran a hacer cine. Este año ha sido en España el más prospero en cosecha de mujeres realizadoras (Icíar Bollain, Chus Gutiérrez, Marat Balletbó-Coll, Mar Tarragona y Azucena Rodríguez sumándose a Gracia Querejeta), que han trazado un talante no sólo cinematográfico, sino de sabor social. Las mujeres no hablan de las mismas cosas que los hombres, ni de la misma manera, ni con igual intención. La atmósfera se feminiza en estos años y no sólo oliendo a tiza en la EGB y a yodo en los hospitales, sino a otras fragancias sentimentales en las salas oscuras.La acometida no es típicamente nacional. Por primera vez en la historia del cine americano hay mas actrices que actores enfilados para el Oscar y, en general, casi más películas de tinté femenino que masculino para ser premiadas. Cuatro grupos de factores destacó hace poco la revista Time para dar cuenta del asunto. En primer lugar, los puestos de dirección y decisión sobre la clase de filmes que se producen han perdido presencia masculina. A la primera mujer, Penny Marshall, que triunfó con Big y Ellas dan el golpe en 1992, se han sumado después Amy Heckering (Clueless), Gilliam Armstrong (Mujercitas) y una docena de norteamericanas más. Tanto en la Paramount (Sherry Lansing), en Fox (Laura Ziskin) o en Sony (Stacey Snider, Lucy Fisher y Lisa Henson) deciden poderosamente sobre los contenidos del producto a realizar. Por si faltaban las no vedades de vanguardia, he aquí una tendencia de primera fila. Las estrellas no se complacen con ganar dinero e invertirlo en joyas y piscinas. También lo hacen, pero desde Wynona Ryder a Jodie Foster, Sharon Stone, Michelle Pfeiffer, Meg Ryan o Demi Moore, han creado sus productoras y procuran controlar sus destinos en una agrupación titulada Women in Film, que reúne a 13.000 socias.

Visto además desde el otro lado, cada vez más mujeres van al cine. Son, entre todos,el grupo social con mayor incremento de asistencia en los dos últimos anos (cerca del 20% más) y representan el 60% de las clientas norteamericanas del mercado del vídeo, que es donde realmente Hollywood hace su mejor negocio. Los ingresos en taquilla se multiplican, por dos, veces y medía cuando la película se pasa a video. ¿Cómo no prestar, pues, atención a la potencia consumidora, que represen tan las mujeres fuefa o dentro del hogar? ¿Cómo no atender a sus predilecciones?

De las 22 películas que este año han conseguido superar en Estados Unidos los 50 millones de dólares en taquilla, nueve tienen protagonistas femeninas: Pocahóntas, Casper, Mientras dormías, Dangerous mind, Species, Clueless, Los puentes de Madison, The net y Something to talk about. Su suma no hace todavia mayoría en el conjunto, pero se acerca mucho a la mitad de lo más aplau dido por el público. Un público que está compuesto en creciente proporción por mujeres (ellas suelen elegir, la película cuando salen con un chico; van más dos amigas juntas al cine que dos amigos) y que disfruta de los asuntos que más gustan a las chicas: amor, amor y amor.

"En Hollywood se vive una era posfeminista", ha declarado Sharon Stone, celebrando tanto los contratos millonarios que igualan a unos y otras como el cambio de trato que reciben las mujeres en los estudios. No todo es hermoso y, como dicen las realizadoras, la crítica suele ser feroz con ellas, a partir del segundo filme. Pero la cosas cambian. Siendo un espectador habituado a la violencia de las últimas cintas, hay que diponerse para ver sustituidos los puñetazos por abrazos, los revolcones por los besos la épica por la heroicidad doméstica, el cataclismo por la continuidad. ¿Viejos estereotipos? Cinebiología.

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