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CLIMA: EXPERIMENTO DE TERMOMETRÍA ACÚSTICA

Empieza la emisión de sonidos en el océano para medir el calentamiento

Tras 18 meses de retrasos, y de agrio debate sobre si dejaría sordos a las ballenas y otros animales marinos, está a punto de comenzar, aunque bastante modificado a causa de las protestas, un experimento de 30 millones de dólares (unos 3.600 millones de pesetas) que utiliza sonidos submarinos para investigar el calentamiento del planeta. En el experimento, planeado por el Instituto Scripps de Oceanografía de La Jolla (California) y en el que participan siete países además de EE UU, se pretendía en principio emitir sonidos desde altavoces submarinos a través del océano Pacífico al menos una vez al día durante un año. El sonido viaja más rápido en agua caliente que en agua fría, por lo que, en teoría, los cambios en la velocidad del sonido al cruzar el Pacífico pondrían de relieve cambios de temperatura de hasta milésimas de grado. El objetivo es comprobar la precisión de los modelos climáticos computadorizados de la Tierra que se utilizan en la predicción climática.El experimento se denomina Termometría Acústica de Clima Oceánico. Altavoces situados a 1.000 metros de profundidad frente a las costas de California y Hawai van a lanzar intermitentemente sonidos de baja frecuencia que recogerán micrófonos submarinos al otro lado del Pacífico.

Pero el plan provocó las protestas de una docena de grupos de defensa de mamíferos en peligro, como el rorcual, que se encuentra a veces en la zona. Estos grupos sostenían que el proyecto amenazaba con dejar sordas a las ballenas y otros mamíferos marinos, perturbando un mundo donde un buen oído significa superviviencia, encontrar comida y evitar convertirse en la comida de otros. "Una ballena sorda es una ballena muerta", afirma Linda S. Weilgart.

Los científicos del proyect liderados por Walter Munk, de Scripps, negaron que el experimento amenazara con dejar sordo a ningún animal. Sin embargo, ante la perspectiva de conflicto, accedieron a corregir su plan. El nuevo proyecto contempla menos emisiones por los altavoces (cada dos días en vez de diariamente) y se vuelca en la medición de los efectos del en mamíferos marinos. Si hay signos de daños cesará el experimento.

Desde el principio el proyecto abarcaba los estudios animales, pero el plan revisado, en vez de combinar pruebas de temperatura y de efectos sobre las ballenas, hace que los biólogos lleven el control exclusivo de las fuentes de sonido. Además, la emisión desde California se traslada de las aguas protegidas del Santuario Marino Nacional de la Bahía de Monterrey hasta el monte submarino Pioneer, a unos 90 kilómetros de San Francisco.

Para los estudios de animales se usarán barcos, aviones y equipos en órbita. Los biólogos han logrado ya colocar radiotransmisores a 21 elefantes marinos para seguir sus movimientos desde satélites y determinar si las transmisiones acústicas causan ansiedad a los animales, que quizá quede patente en su alejamiento. No han podido colocar aparatos en ballenas azules al no encontrar suficientes en las inmediaciones.

Al alejar de la costa el experimento ha habido que sacar del fondo del mar los cables del altavoz de California y tender otro nuevo, pero los científicos dicen que el emplazamiento de Pioneer es mejor aún que la reserva marina.

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