Habitaciones de la muerte
Las habitaciones de la muerte es un buen reportaje. Imposible no sentirse conmovido ante aquellas imágenes, imposible no llorar de rabia y de impotencia, imposible no condenar a quienes torturan a niñas inocentes. Lo lamentable del asunto es que se utilicen los hechos que este reportaje presenta para criticar insistente y tendenciosamente la política china de control de natalidad. ¿Acaso ha tenido y tiene el Gobierno chino otra manera de solucionar el problema de superpoblación que el de reducir el número de niños por familia? La superpoblación es un problema que nos atañe a todos y del que todas las naciones son conscientes, y al control de natalidad sólo se oponen las jerarquías eclesiásticas católica e islámica.El derecho a traer al mundo cuantos hijos se quiera, que, según los bienpensantes de Occidente, fomaría parte de la intocable libertad personal, no es tal cuando su uso pone en peligro no solamente el bienestar de esos hijos futuros, sino la supervivencia de todo un pueblo (vivo ya éste, no por vivir), cada uno de cuyos miembros tiene derecho, eso sí, a conservar la vida.
Los malos tratos debidos a una organización deficiente o a un personal inepto y cruel y los errores cometidos por ignorancia o prejuicio arraigados en costumbres ancestrales deben denunciarse, ocurran éstos en China o en lugares mucho más cercanos a nosotros.-
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