Máximo define el humor como "una reflexión sin límite ni fronteras"
El dibujante publica 'Hipótesis', una selección de sus 'recuadros' en EL PAÍS
Máximo San Juan, de 62 años, es un ciudadano que firma la declaración de la renta. Máximo "es una marca más o menos registrada" desde su primer dibujo en los años sesenta. Hipótesis es una suposición de una cosa posible o imposible, pero Hipótesis es una antología de unos 150 dibujos o recuadros de Máximo publicados en EL PAÍS en los últimos cinco años. "El humor consiste en abolir las fronteras, una reflexión sin límite".
En la presentación de Hipótesis (editorial PPC), en la colección El Libro del Buen Humor), realizada ayer en la galería de arte Soledad Lorenzo, de Madrid, el pintor Gustavo Torner dijo que el dibujo es una forma de razonar en papel y se refirió a Máximo como una mezcla de lucidez y bondad, mientras que el escritor Manuel Vicent, autor del prólogo, destacó su entereza estética y moral. Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA señaló que Máximo es "muy geométrico y al mismo tiempo muy barroco". Sobre el significado de su obra, dijo que hace editoriales sin palabras y dibuja una idea todos los días, "sin injuriar, ni obedecer, ni adoctrinar a nadie".Máximo publica hoy en EL PAÍS su dibujo número 6.767, los mismos días de aparición del diario. Con anterioridad había publicado dibujos, y a veces textos, en otros diarios. En Hipótesis ha seleccionado y colocado dibujos de los últimos cinco años: el ojo de Dios, bloques geométricos, paisajes enigmáticos, señores pequeños, columna, diario regio, fórmulas.
"El título del libro define mi trabajo. Trato de preguntarme y entender, a través de instantáneas que constituyen una subrealidad, que puede ser una metáfora o una elipsis. Todo lo que hago es provisional, intentando entender lo que pasa, pero sin explicarlo o criticarlo. El humor tantea a oscuras", declara Máximo.
Los conceptos de humor, chiste, viñetas, no sirven frente a su trabajo. Hasta el dios de Máximo se pregunta: "¿Y qué diablos es el humor"? "Me da la sensación de que Dios no contaba con el humor. Me dicen que no hay humor en mis dibujos, pero creo que hay un humor atípico. Ese recuadro es una indagación desde la libertad de expresión formal".
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