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Entrevista:

"Una vez vi a Leguina y Barranco intentando subirse al oso de Sol"

Cultiva un estilo de reflexoterapia que pule las fundas de los pies. Para estar en hora le basta con levantar la vista hacía el reloj de la Puerta del Sol. Allí lleva 20 de sus 67 años, a la sombra de un madroño natural. Es extremeño y la mitad de su vida huele a betún. En tan prosaica tarea cultivó Andrés Barco su afición por las rimas, amontonando en casa sus poesías, hasta que un cliente erudito le aconsejó editarlas. Un limpiabotas notable es una veintena de poesías, a la venta en quioscos de prensa al mismo precio que un servicio de zapatos, 300 pesetas. El rapsoda urbano viste pantalón negro, camisa negra y manos negras que aleja al saludar, no porque ofendan sino porque tiznan. Apuntando a su tejado, el limpiabotas calza piel sintética.Pregunta. Si todo el mundo le imitase, se quedaría usted en paro.

Respuesta. Pues también es verdad, pero el skay sólo lo gastamos los que andamos un poco estrechos económicamente.

P. ¿Sus clientes son ricos?

R. Pertenecen a todas las clases sociales, pero, en general, son mayores de 50 años. Muchos turistas, gente que viene a los grandes almacenes. Este trabajo, en otra zona de Madrid, no marcha.

P. ¿Cómo ve la Puerta del Sol desde su pequeño taburete?

R. En los 20 años que llevo aquí sentado, está plaza ha perdido lo mismo que el resto de Madrid. Hay un poema en el libro que dice: "Puerta del Sol de Madrid, / de un Madrid hospitalario, / divertido, sin agravio, / de los tiempos del chotís. / Ya no es la misma gente / que pasaba por aquí / con el rostro sonriente".

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P. ¿Tienen los limpiabotas algún tipo de reglamento laboral?

R. En absoluto. Tuvimos un sindicato y pagábamos nuestras cuotas, pero el Ayutamiento lo ha liberalizado. Cualquiera puede su caja y ponerse a trabajar. Ganamos tan poco que a los políticos no les interesa este oficio.

P. Tan cerca de la sede del Gobierno regional, sabrá cómo llevan de limpios los zapatos los políticos.

R. Jamás. Los he visto y he hablado con ellos. Una vez, en elecciones, vi a Juan Barranco ya Joaquín Leguina intentando subirse a la estatua del oso y el madroño para hacerse una foto. Organizaron una buena.

P. ¿Cómo logró publicar sus poesías?

R. Gracias a un cliente fiel, un señor cultísimo, que las consideró de interés social. Mis hijos aportaron el dinero necesario para la imprenta, registramos todo, y mis clientes decidieron el título. Un limpiabotas notable, pero yo no soy más que un humilde betunero y, para mí, el calzado es lo primero.

Un limpiabotas notable. 300 pesetas. De venta en quioscos de prensa. Getafe y zona centro de Madrid.

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