El Tesoro advierte que el Gobierno de EE UU puede declararse insolvente en pocos días
Cuando se ha hablado del peligro de "otro México" en las finanzas mundiales, jamás se pensó que pudiera ser Estados Unidos. Lo cierto es que Robert Rubin, el secretario del Tesoro norteamericano, puede quedarse dentro de unos días sin dinero para pagar las deudas de su Gobierno. Así de grave es la situación a la que se ha llegado por las diferencias entre la Casa Blanca y el Congreso en relación al próximo presupuesto y, más en el fondo, por el duro enfrentamiento entre demócratas y republicanos en esta precampaña electoral. En una entrevista, Rubin advierte de "las serias consecuencias a largo plazo" que el incumplimiento de las obligaciones públicas tendría para la economía norteamericana.
"El incumplimiento afectaría al precio del dinero para el Gobierno por años y décadas. Una vez que has incumplido, has creado un interrogante sobre la santidad de tu capacidad para cumplir con sus obligaciones. Es muy peligroso que tus acreedores duden de tus compromisos. Estoy seguro de que la mayor parte de la gente en Wall Street estaría, de acuerdo con esto", explicó el jueves el secretario del Tesoro en una entrevista con un grupo de corresponsales europeos.Si el presidente Bill Clinton y los líderes republicanos del Congreso no se ponen de acuerdo esta misma semana, el Gobierno norteamericano no podrá hacer frente, por ejemplo, a los 25.000 millones de dólares de pago de intereses de bonos que vencen el próximo día 15 de noviembre. El Gobierno ha alcanzado ya la cifra de 4,9 billones de dólares que está establecida en el presupuesto como el techo de lo que puede pedir prestado. Para endeudarse más -cosa que necesita para cumplir con los pagos a partir de ahora, el Gobierno requiere el permiso del Congreso.
El Parlamento, envuelto en una agria batalla política con la Casa Blanca, no quiere conceder ese permiso sin unas fuertes contrapartidas del Ejecutivo en la negociación de los próximos presupuestos. Y, para acabar este enredo, el presidente no quiere hacer concesiones en el presupuesto porque eso perjudicaría sus posibilidades de reelección.
Problemas legales
¿Qué puede entonces suceder? ¿Cómo puede el Gobierno de Estados Unidos evitar declararse insolvente? Robert Rubin aseguré en esta entrevista que, antes de que eso ocurra, su Departamento tomará "acciones extraordinarias e inusuales" para conseguir los recursos que necesita para afrontar los próximos pagos. Pero reconoció que esas medidas extraordinarias "estarían sujetas a dudas legales y de orden práctico" y dañarían gravemente la imagen de la Administración norteamericana.Robert Rubin, que ha pedido exactamente 85.000 millones de dólares sobre el límite impuesto, no quiso precisar a qué acciones se refería -"eso puede depender de los criterios legales que se apliquen en su momento", dijo-, pero sugirió que el Tesoro podría disponer de un fondo especial, directamente manejado por el presidente, similar al que se recurrió para acudir en ayuda de México.
Una solución extrema de ese carácter podría evitarse si en los próximos días Bill Clinton y los líderes republicanos, Newt Gingrich, presidente de la Cámara de Representantes, y Robert Dole, jefe de la mayoría republicana en el Senado, se ponen de acuerdo para ampliar el techo de la deuda. Pero eso no resulta, por el momento, nada fácil. Ya se reunieron los tres el martes pasado sin llegar a ningún compromiso. Y el viernes, el portavoz de la Casa Blanca, Michael McCurry, advirtió que el presidente Clinton "no aceptará chantajes" para conseguir dinero.
Los republicanos están dispuestos a permitir gastos suplementarios sólo si estos forman parte de un paquete legislativo que incluya algunas de sus propuestas para el próximo presupuesto. Robert Rubin se opone a establecer esa relación. El presupuesto y el límite de deuda pública son dos asuntos distintos que deben ser tratados por separado; el límite de deuda tiene cero que ver con la reducción del déficit", afirmó.
Según él, la ampliación del límite de la deuda de este año es un problema urgente y de carácter nacional, no partidista. El presupuesto, sin embargo, está condicionado al debate político actual sobre el tamaño del Estado, el déficit y el gasto público. Sobre esto último, Robert Rubin asegura que "Clinton es un presidente decidido a defender los principios en los que cree, principios como la seguridad social, la educación y los programas para las áreas deprimidas
El proyecto de presupuestos de los republicanos incluye, sin embargo, drásticos cortes en los programas de seguridad social con el propósito de reducir los impuestos y acabar completamente con el déficit público para el año 2002. El secretario del Tesoro manifestó que Clinton también está dispuesto a "pagar un alto precio político" para acabar con el déficit, pero, dijo que no está dispuesto a hacerlo precipitadamente a costa de los más pobres y necesitados.
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