Competir para rehabilitarse
Un equipo de balonmano de la cárcel Modelo de Barcelona disputa una liga federada
"Entrar en aquel sitio, fue muy fuerte", comenta Antoni Cicart, jugador y delegado del equipo de Sant Andreu. Cicart fue uno de los 12 jugadores que tuvo que atravesar tres rejas y superar tres controles antes de poder disputar un partido de balonmano en la prisión Modelo de Barcelona. Allí les esperaba el primer equipo de una cárcel que disputa una liga federada, la tercera categoría catalana.El Balonmano Entenza es un equipo atípico. Está formado por presos y juega todos sus encuentros en casa. Ellos no pueden salir. Además, tiene a cuatro extranjeros en sus filas cuando sólo se permiten tres, y no puede ascender. La Federación Catalana le ha hecho algunas concesiones. Todos están de acuerdo en potenciar la fórmula de "competir para rehabilitarse".
Sólo uno de los componentes del equipo había jugado antes al balonmano fuera de la cárcel; es un argentino que ahora está lesionado. El resto lleva entre dos y ocho meses practicando este deporte. A escala competitiva, el Entenza tiene pocas opciones. Los dos primeros encuentros que disputó los perdió ante el Sant Andreu y el Masnou por una holgada diferencia de goles. Ayer, se enfrentó al Salle Barceloneta.
"Podemos ganar algún partido", comenta Josep Hierro, entrenador del Entenza. "Pero eso no es lo importante. El objetivo es ofrecer una nueva ilusión a las personas que componen el equipo y ayudarles, en lo posible, en su rehabilitación social".
La edad de los jugadores oscila entre 22 y 38 años. Y varios de ellos pueden salir de la cárcel dentro de pocos años. "Alguno me ha comentado incluso que cuando salga le gustaría poder seguir entrenándose o jugando, si es posible, con algún equipo de la misma categoría. Y nosotros vamos a intentar ayudarles", añade Hierro. El plan de la Federación Catalana, que ha recibido el apoyo de la Secretaría General de Deportes de la Generalitat de Cataluña, la Dirección General de Servicios Penitenciarios y el Departamento de Justicia, tiene inicialmente una duración de tres temporadas. En otros centros penitenciarios catalanes, como Trinitat, Can Brians, Cuatro Caminos y la cárcel de Tarragona, también se llevan a cabo experiencias similares, pero en ningún otro caso un equipo ha competido de forma oficial.
"Desde que iniciamos los entrenamientos regulares los presos demostraron un gran interés. Pero cuando decidimos entrar en una competición oficial la motivación se desbordó. Ninguno de ellos falta a los entrenamientos si no está lesionado. Da lo mismo que sea agosto a las tres de la tarde, que noviembre a las siete. Motivarles me cuesta poco", cuenta Hierro.
El técnico ha advertido un cambio muy positivo en la relación entre los jugadores. "Incluso hay cierto compañerismo entre ellos que va creciendo. Tal vez algunos no sean amigos, pero buscan lo mejor para el equipo". Entre ellos el balonmano se ha convertido en un tema de conversación habitual. Pero, al margen, han conseguido que también una buena parte de los presos se interesen por el partido que se juega cada domingo a las once de la mañana en el patio de la tercera galería.
Durante los partidos su comportamiento es ejemplar. "Causa una fuerte sensación y cierto temor saltar a la pista y ver a todos los presos allí -unos 150 o 200- mirando el partido", explica Cicart. "Todo está cerrado con rejas y hay una red que cubre todo el patio. Pero los temores desaparecen porque los jugadores se comportan sin ninguna malicia y el público anima a los dos equipos. Ya quisiéramos este mismo ambiente en muchas otras pistas". Los jugadores del Entenza saben que la base de esta prueba es que mantengan un buen comportamiento. Saben lo que supone para ellos competir en una liga oficial y evitan cualquier eventualidad que pueda perjudicarles.
Algunas dudas
De todos los equipos que componen el grupo quinto de la tercera categoría catalana sólo uno planteó ciertas reservas de acudir a la Modelo a jugar los partidos. "Una de las dudas proviene del hecho de que se ha publicado que hay un alto porcentaje de personas con sida. Y ese aspecto debería explicarse con mucha claridad a los jugadores de los equipos rivales" comenta uno de los técnicos de la categoría. Sin embargo, algunos expertos han especificado que el contagio es prácticamente imposible en las circunstancias en que se desenvuelve el juego. "Y, por otra parte, si sabemos que alguno de los jugadores es portador del virus no podrá disputar los encuentros" aclara Hierro.Los partidos celebrados hasta ahora han servido para que los equipos visitantes vean ya la cárcel desde otra óptica. "Cuando volvamos iremos mucho más confiados. Muchos de los temores ya han desaparecido", concluye Cicart. "Y creo que el esfuerzo ha valido la pena. La experiencia me parece muy positiva. Pienso que debería incrementarse este tipo de acciones. Pueden ayudar a la reinserción social de los presos".
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