Concluye la cumbre económica de Ammán entre la indiferencia de los empresarios

El rey Hussein de Jordania clausuró anoche la segunda gran conferencia económica, de Oriente Próximo y el Norte de África con un optimismo que contrastó con las dudas de empresarios extranjeros y la amargura de políticos árabes. Orgulloso de ser anfitrión del acontecimiento internacional más importante de la zona este año, el monarca proclamó que había llegado la hora de cosechar los frutos económicos de la paz con Israel.

Esos frutos no incluyeron la inauguración real del Banco de Cooperación Económica y Desarrollo de Oriente Próximo y el Norte de África, un proyecto, concebido para promover la empresa privada e impulsado esencialmente por EE UU que existe en el papel desde hace cuatro días. Pero su génesis y estado económico seguían ayer siendo un tanto confusos.

Europa oficialmente apoyó la idea de convocar la cumbre, pero se sumó a los críticos de la creación del banco, una lista que encabeza nada menos que Arabia Saudí. Una de las razones expuestas por los críticos es el riesgo de un mayúsculo enredo burocrático: la conferencia dió a luz a cinco nuevas organizaciones regionales.

Los israelíes y Qatar fueron los únicos en aprovechar el ambiente de cooperación de la cumbre para firmar un acuerdo preliminar para la venta de gas natural licuado de Qatar a Israel por un monto de 2.000 millones de dólares anuales. Fue la primera transacción pública israelí con un Estado del Golfo.