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Entrevista:

"Todos pueden hacer la guerra y la paz"

Pregunta. En el principio de la - Comunidad fue...

Respuesta. El Evangelio y los pobres. La solidaridad.

P. De los bidonvilles al trabajo por la paz. ¿Cuándo se cambió de orientación?

R. Nunca. Todo es el mismo discurso. Solidaridad con los pobres y los pueblos. Aunque en 1968 no teníamos ni idea de que seguiríamos este camino.

P. ¿Fue Mozambique la clave?

R. Allí vimos que la mayor pobreza es la ausencia de paz y que había que hablar con la guerrilla. Descubrimos que no era una emanación del diablo. Sólo hombres con los que se podía hacer la paz.

P. ¿Y después?

R. Otra gente vino a vernos. De Burundi, de Sudán...

P. ¿Qué han hecho en Sudán?

R. Turabi [guía espiritual del régimen islámico] y Garang [jefe de los cristianos del Sur] han venido, por separado, a San Egidio, aunque no hay ninguna negociación. El modelo Mozambique no es universal. Allí fuimos mediadores. En otros lugares, ayudamos como podemos.

P. ¿Por ejemplo?

R. Estrechamos lazos con el islam. Crearnos un Comité de Amistad Islamo-Cristiana, buscamos la forma de que regresaran a sus hogares pequeñas comunidades cristianas de Líbano recibimos a los albaneses cuando nadie quería saber nada de ellos, y tenemos allí a unos cien de los nuestros trabajando en labores sociales. Hemos tendido lazos con la comandancia de la guerrilla guatemalteca y con el presidente Carpio. Y en Oriente Próximo actuamos convencidos de que no hay contradicción entre ser amigos de los árabes y de Israel.

P. ¿Están al servicio del Papa?

R. Somos una comunidad cristiana, pero no una emanación del Vaticano. El Papa es el obispo de Roma, es decir, nuestro obispo, pero trabajamos bajo nuestra exclusiva responsabilidad.

P. ¿La ONU del Trastévere?

R. ¡Ja! No hay que hacerse ilusiones. Somos un puerto al que llegan los problemas.

P. Diplomacia free lance. ¿ dónde queda la convencional?

R. No pretendemos sustituirla. No hay que exagerar. Somos muy pocos. Pero ojalá lleguemos a una sinergia.

P. San Egidio, como otras organizaciones no gubernamentales, llega a donde hay desconfianza hacia los Estados.

R. En este mundo revuelto, cualquiera puede hacer la guerra: un pequeño grupo étnico, la Mafia... Y todos podemos hacer la paz. Pero sólo seguiremos con este trabajo mientras haga falta.

P. Mozambique, caso cerrado.

R. Casi.

P. Argelia...

R. Nada está cerrado.

P. ¿Se podrá sumar al régimen al diálogo?

R. Casi no tenemos contacto. El régimen conocía nuestros pasos, pero creyó que actuábamos en su contra.

P. Butros-Gali tampoco les comprendió.

R. Le conozco muy bien. Incluso ha llamado a San Egidio la "fórmula italiana de la paz". Pero, sobre Argelia, dice que no se debe debilitar a los militares.

P. ¿Y es eso lo que se pretende?

R. No. La futura Argelia democrática y pacífica necesitará al Ejército. He recomendado a mis interlocutores de la oposición que sean moderados y comprendan que el Ejército es también Argelia.

P. En realidad, no hubo una auténtica negociación de paz.

R. No. Sólo se reunió a la oposición. Espero que, tras los comicios, gane o no Zerual, el régimen se convierta en un interlocutor.

P. Si el FIS llega al poder, ¿será una catástrofe?

R. No soy un profeta, pero ni yo ni San Egidio hemos inventado el FIS. Pero es una realidad y hay que tenerla en cuenta. En el islamismo argelino hay una tendencia violenta; la del GIA, y otra que no lo es, la del FIS. En un clima de diálogo, se puede alcanzar con elementos del movimiento islámico un discurso político y de negociación. Se vio en Roma. Pero si sigue la espiral de represión, se hará el juego a los violentos.

P. La religión está muchas veces en el origen de la guerra.

R. No hay guerras de religión en estado puro, pero admito que a veces la religión tiene una doble vocación: nacionalista y pacifista. Esta última es la que intentamos potenciar.

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