_
_
_
_

Antoñete vuelve a Las Ventas

"Mientras tenga fuerza e ilusión seguiré toreando", afirma el veterano diestro

Antoñete vuelve hoy a Las Ventas, la primera plaza del mundo, la de sus mejores tardes de gloria. Vuelve encabezando el festival homenaje al banderillero Bojilla, y será su mayor compromiso taurino desde que actuó por última vez en el coso madrileño, el 3 de julio de 1988. Por una vez romperá el ritmo de los días más felices de su vida, que ha conocido en los últimos años, y su obsesión es poder corresponder con la expectación despertada, interpretando el toreo puro que le dio fama y que han estado echando de menos los aficionados a los toros desde su retirada,

Antonio Chenel, Antoñete, de 63 años, figura del toreo durante su larga carrera profesional, maestro indiscutible en tauromaquia, también lo echaba de menos: "Yo no sé si a los toreros nos falta un tornillo y por eso no podemos vivir retirados. El toreo se desarrolla con tal intensidad, que en cuanto decides parar ya lo estás añorando. La primera feria de San Isidro que se celebró después de mi marcha lo pasé fatal. Bueno, la verdad es que estuve años así. Sufría depresiones, incluso me sentía inútil. Pude sobrellevarlo gracias a la comprensión de mi mujer, con quien empecé a vivir por entonces. Y también influyó mi determinación de comprar ganadería".La mujer de Antoñete, Carina Bocos, francesa, muy joven y guapa, participa activamente en las tareas del campo, distribuye el pienso en los comederos, tragina confiada entre las vacas bravas. Del semental, en cambio, procura mantenerse lejos. "Es que me da miedo", dice.

¿Y a quién no? Porque el semental, le llaman Romero, hierro Carmen Lorenzo, es un ejemplar cinqueño de impresionante trapío. Pero resulta que a Antoñete le ha cogido especial cariño. Ramoneando por entre las encinas, en cuanto le ve, se le acerca, le restriega el lomo o le empuja con las astas y le acerca el hocico a la cara como si quisiera darle un beso. Antoñete, en justa correspondencia, le acaricia el testuz, le rasca la papada, le da bellotas a la mano y hasta se sienta a su vera a fumarse un pitillo. "En toda mi vida profesional, nunca tuve tan cerca un toro", comenta Antoñete, aún asombrado de la extraña paradoja. La escena parecería surrealista si no fuera tan enternecedora.

"Construí una placita de tientas para matar el gusanillo toreando de vez en cuando", explica el torero. "Y en éstas surgió la ocasión de una punta de vacas procedencia Murube que vendían a buen precio. Decidí comprarla y fue un acierto. De repente me había convertido en ganadero. Limpié la finca, que estaba invadida por la maleza; instalé cercas; me dediqué de lleno al campo, a tentar las reses, vacunarlas, darlas de comer. Paralelamente me contrató Canal + en calidad de comentarista. Todo esto sucedió hace dos años y cambió mi vida. Había adquirido contenido, volvía a integrarme en el mundo de los toros, estaba en mi salsa, era feliz. Y para completarlo, voy a participar en festivales; el de Bojilla y los que se presenten, pues pienso seguir toreando mientras tenga fuerzas y mantenga la ilusión".

La casa de la finca Las Laderas Contiene los más caros recuerdos de su ejecutoria torera: trofeos, obsequios, fotografías, cabezas de toro. Cuarenta años de toreo que empezaron en 1947 actuando en la parte seria del espectáculo cómico El Bombero Torero, y fueron jalonando faenas cumbres con algunas que alteró el infortunio. La alternativa; las primeras orejas en Madrid; el toro blanco de Osborne, con el que bordó el toreo; la reaparición en 1981, que marcaría su etapa más fecunda y le convirtió en figura predilecta de la afición.

"Mucho ha cambiado la fiesta en este medio siglo", lamenta Antoñete: "Desde la casta del toro hasta el propio toreo, las diferencias son profundas. Hay unas formas en los toreros, una manera de estar en la plaza, que habrían sido inconcebibles en mi tiempo".

Los aficionados también sienten nostalgia de la torería. Por eso aguardan impacientes el retorno de Antoñete, con la esperanza de que vuelva a producirse -aunque sea por una vez- la magia del toreo puro.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_