Aprendiendo de la historia para hacer historia
Diputados y periodistas rusos reciben clases de transición política 'a la española'
¿Qué le puede interesar aprender a un diputado ruso de Georgia sobre la transición española del franquismo a la democracia? Pues, por ejemplo, cómo se evitó que se desbocaran los ánimos de revancha de quienes habían sufrido la dictadura contra los que habían vivido bien a su calor. Ésa fue la pregunta que le hizo a Fernando Savater poco después de haber comenzado el seminario sobre La transición- política española y su proyección en Rusia. Y el catedrático de Ética le respondió: "Para seguir haciendo la historia a veces hay que olvidar la historia pasada. Nosotros decidimos construir el futuro en vez de hacer justicia remontándonos al pasado".En el salón de actos del centro Ramón Carande, en Vicálvaro (Madrid), una treintena de diputados y periodistas rusos escuchaban, junto a una veintena de alumnos españoles, las primeras enseñanzas . que sobre la transición les van a transmitir algunos de sus protagonistas. El curso, patrocinado por la Unión Europea y el Ministerio español de Asuntos Exteriores y dirigido por el ex defensor del Pueblo Álvaro Gil Robles, les permitirá acumular versiones de primera mano en coloquios con el ex presidente del Congreso Gregorio Peces-Barba; el presidente del Tribunal Supremo, Pascual Sala; el ministro de Exteriores, Javier Solana; el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y el consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, entre otros.
Cuando Savater había terminado de describir los requisitos éticos del comportamiento de un político en una democracia, lan diputado regional de Novosivirk le preguntó: "¿Acaso hay en España políticos que los reúnan lodos? ¿No cree que los objetivos que define un partido pueden coincidir con los del Estado sin que se produzca contradicción?". Savater sonrió. Y sonrieron también los universitarios españoles. "Ni siquiera conozco a ningún profesor de Ética que cumpla todos los requisitos éticos debidos", respondió con humildad; "en cuanto a los partidos, lo que se trata de evitar es esa actitud que tienen algunos, que prefieren que los problemas sigan sin resolverse a que obtengan solución de mano de sus rivales".
Savaterhabía señalado con anterioridad que en la política democrática debe evitarse la mezcla de los intereses personales con los de partido y que éstos sean presentados como intereses de Estado cuando no lo son. Defendió la transparencia como otro de los requisitos éticos, porque los que pretenden esconder cosas al conocimiento de los ciudadanos siempre ocultan algo negativo, y les transmitió uno de los riesgos más graves que sufren las democracias asentadas: el desánimo, el sentimiento de que no merece la pena seguir actuando de forma democrática. Un sentimiento al que contribuyen los políticos que con su Conducta hacen que los ciudadanos aborrezcan la política. "El político", enfatizó, "debe cumplir una función de ejemplaridad".
"¿Podría describir un sistema de control sobre la honestidad de los políticos? Porque en Rusia resulta prácticamente imposible pedir responsabilidades a un político", le replicó una periodista de Siberia. "Hay mecanismos, pero también hay trabas. Ahora mismo se está intentando aquí, en relación con los GAL, determinar responsabilidades políticas mediante comisiones de investigación parlamentaria. Pero los partidos, en vez de favorecer el esclarecimiento, suelen proteger a quienes están bajo sospecha", le respondió.
¿Los diputados deben tener un sueldo alto para evitar posibles tentaciones o deben tenerlo bajo?", preguntó otro parlamentario ruso. "Eso es objeto de debate. Pero en Suiza", resaltó Savater, "se les paga lo que cobrarían si desempeñaran su profesión".
Tras la clara exposición de Peces-Barba, uno de los ponentes de la Constitución y actual rector de la Universidad Carlos III, los parlamentarios y periodistas rusos mostraron hasta qué punto una de sus preocupaciones es la nueva articulación territorial de la República de Rusia. Peces-Barba les dijo que, como ése era también un problema pendiente de solución en la España de 1978, la Constitución persiguió una ordenación racional más que la mera satisfacción de los derechos de las comunidades que tenían una personalidad histórica: "El talante con que se hizo la transición fue el de evitar otra guerra civil, otra Constitución que fuera la victoria e media España sobre la otra media".
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