Frenesí diplomático y discursos cronometrados

Si queda tiempo entre los discursos, las cenas y el teatro, los presidentes reunidos en Nueva York intentarán trabajar también. El presidente Bill Clinton, que abrirá hoy las sesiones formales deI 50 aniversario de la ONU, tiene previsto mantener una cumbre mañana con el presidente ruso, Borís Yeltsin, y pasado mañana se reunirá con el máximo dirigente de China, Jiang Zemin.

Los discursos en la asamblea tendrán que ser muy breves —cinco minutos máximo— para que todos puedan hablar. Fidel Castro, que tiene el récord de la ONU con una intervención aquí de cuatro horas y media en 1960, apenas va a tener tiempo para saludar. Sus principales actividades serán fuera del edificio de las Naciones Unidas, en reuniones con la prensa y con otros sectores de la sociedad norteamericana, incluido, posiblemente, la Iglesia católica, que podría estar actuando como mediadora para el diálogo entre Washington y La Habana.

La ONU ha construido dentro del edificio pequeños cubículos para que los presidentes puedan hablar entre sí. Entre los contactos más esperados están los del presidente de Francia, Jacques Chirac con el de Argelia, Liamin Zerual, y el del presidente de Argentina, Carlos Menem, con el primer ministro británico, John Major, la reunión de más alto nivel entre esos países desde la guerra de las Malvinas.

El jefe del Gobierno español, Felipe González, también se entrevistará con el líder argelino y con otros nueve dirigentes mundiales, entre ellos el presidente de China y el primer ministro de Israel. Isaac Rabin.

Entre tanto compromiso, el secretario general de la ONU, Butros Gali, intentará que alguien preste atención a lo que, en realidad, es el problema principal de esta organización: los países miembros deben casi cuatro mil millones de dólares de sus contribuciones fijas y de sus aportaciones a las fuerzas de paz. El agujero presupuestario crecerá con la comida que Gali ofrecerá hoy a las delegaciones.