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Los Aldaya se desesperan en busca de una señal de ETA

"Ya lo hemos liberado. Lo tienes ahí colgado de un árbol. Cabrones". La crueldad de falsos mensajes como éste agrava la pesadilla, pero no ha hecho que Loli Lorenzo, la esposa del empresario José María Aldaya, cambie su número de teléfono. Piensa que lo primero que hará el secuestrado cuando recupere la libertad será llamar a casa. Y ella no quiere fallarle.El empresario lleva 160 días en manos de ETA, y sus familiares, cada día más angustiados, anhelan una mínima señal que les permita recuperar el aliento y salir del agujero en el que se hallan sumidos. La conexión con ETA es cada día más complicada, y el apoyo de los trabajadores de Alditrans y de numerosos ciudadanos vascos les reconforta, pero no los saca del pozo negro.

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