"Occidente, se lanza sobre Rusia como un ave de rapiña"
ENVIADA ESPECIAL Guennadi Ziugánov, el jefe del Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR), la formación favorita en las elecciones parlamentarias del 17 de diciembre, recela de las intenciones de Occidente hacia su país, e incluso sospecha que 'Tuerzas exteriores" hostiles tratan de utilizar al general Alexand Lébed, uno de los líderes más carismáticos del Estado, para "hacerse con el control total" de Rusia e impedir que "las fuerzas populares patrióticas'.` alcancen el poder.Ziugánov se manifestó así en el avión que le llevaba a la ciudad siberiana de Omsk (a más de 2.500 kilómetros de Moscú), durante una entrevista con est
corresponsal, que le acompaño a este importante centro dé la industria militar rusa. En Omsk, casi cada vez que Ziugánov mencionó a Occidente fue para echarle la culpa de los males de Rusia. Occidente, según dijo, tenía planes para destruir la Unión Soviética, y ahora Occidente "se lanza sobre Rusia como un ave de rapiña y quiere nuestros mejores yacimientos, los trozos del pastel y no las migas".
Ziugánov, de 51 años, empezó su vida profesional como maestro rural e hizo carrera en el aparato de propaganda del PCUS. A las preguntas sobre el estilo de vida que le formulan los periodistas loca les responde con estilo proletario. Se que ja de no ganar lo suficiente para reponer los trajes que se des gastan en sus viajes por las provincias y dice aguantar bien un programa televisivo de marionetas políticas, donde es representado por un títere de pantalones harapientos y botines agujereados.
Ziugánov, que viajaba con su secretario y sin guardaespaldas, expuso sus argumentos el jueves ante los obreros de la fábrica militar Varánov, una empresa en crisis cuyo vicedirector había muerto ametrallado la víspera. Y volvió a reiterarlos en un estadio al aire libre, de pie sobre un camión decorado con la divisa Por nuestra patria soviética, ante unas 4.000 personas, una cifra respetable, considerando que no le recibió el gobernador, Leonid Polezhaeiv, máximo representante del partido gubernamental (Nuestra Casa es Rusia). y que le vetó la televisión provincial.
El general Lébed, que compite con los comunistas en la captación del "electorado 'patriótico", inspira "preocupación" a Ziugánov. Este se muestra suspicaz respecto a "los llamados medios de información democráticos" que, según dice, "han creado una imagen de Lébed siguiendo el mismo esquema que la de Yeltsin en el pasado". "Yeltsin se enfrentó con Gorbachov, y Lébed con el ministro de Defensa, Pavel Grachov; Yeltsin dio un portazo en el partido comunista y Lébed en el Ejército". El general debe comprender que "con él juegan un juego de altura" advierte Ziugánov y, cuando le pregunto si el juego viene del Kremlin, dice que se trata de "algo más complejo". Añade que "uno de los fines estratégicos más importantes en relación a Rusia es ponerla bajo el control total de las fuerzas exteriores" y "hacer todo lo posible para impedir que las fuerzas populares patrióticas alcancen el poder". La esencia de esta operación conspirativa de sujeto nebuloso "es entregar el país enfermo y en crisis a gente inepta, desde el charlatán Gorbachov hasta el ebrio Yeltsin, y de Yeltsin, de ser posible, a alguien incapaz de hacer una política nacional".
El partido comunista, el mejor organizado de Rusia, existe en las 89 unidades administrativas del Estado, tiene 20.000 organizaciones de base, más de medio millón de disciplinados militantes y 150 publicaciones. Su plataforma electoral, pensada para las elecciones parlamentarias y presidenciales, contempla la pluralidad de formas de propiedad, incluida la privada, pero también la anulación de las, privatizaciones realizadas ilegalmente o "en contra de los intereses del país y los derechos de los trabajadores", y el monopolio estatal de las riquezas naturales.
La denuncia de la reforma económica del Gobierno ("un genocidio") y del programa de privatización ("un robo")' son una constante en la campaña del líder comunista. En su opinión, el Estado debe tener el control del 50% de la economía como mínimo y en sus manos deben quedar la energía, el transporte, las comuniaciones y la industria militar y básica.El PCFR se propone lograr sus objetivos exclusivamente por la vía legal y pacífica, y esto afecta también al "restablecimiento por etapas de la URSS", tras la denuncia del acuerdo con el que los presidentes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania sellaron el fin de de aquel país en diciembre de 1991. Ziugánov invoca el referéndum de marzo de 1991, en el que la mayoría de los soviéticos votó por el mantenimiento de la URSS. Denunciar el acuerdo de Bielorrusia "no significa que mañana tengamos que unirnos por la fuerza,, pero la justicia histórica así lo exige. El pueblo es portador dé la soberanía. Y los tres que tomaron una decisión son delincuentes", señala.
Los comunistas se han tomado en serio la victoria en Volgogrado, donde los candidatos del PCFR obtuvieron 22 de los 24 escaños del Consistorio local. Ziugánov ha enviado un equipo de expertos para reforzar a los camaradas de Volgogrado, que, sin duda, serán objeto de una especial atención por parte de sus rivales.
"Volver", "restablecer" son palabra que Ziugánov repite.
Una tiene la sensación de que bastaría cambiar los paisajes siberianos que adornan los despachos oficiales por el rostro de Lenin para restablecer el antiguo orden. Pero el paisaje urbano es otro, se puebla de bancos, de comercios, de anuncios occidentales (que Ziugánov quisiera ver traducidos al ruso), y los jóvenes eran escasos en los actos electorales del jefe del PCFR en Omsk, muy concurridos por personas maduras y jubiladós.
Ziugánov dice haber mantenido una reunión con 500 funcionarios de los servicios de seguridad de Rusia -"algunos en activo"-, a los que ha advertido de Ios riesgos de recurrir a la fuerza" para suprimir las elecciones, algo que, por otra parte, "no será fácil", señala, porque tendría como consecuencia una explosión social, al eliminar el mecanismo para la resolución democrática de los conflictos. Si no hay elecciones, Ziugánov no excluye una huelga general política, pero reconoce que el estado de ánimo de la sociedad rusa "no está maduro" para utilizar esta arma.22 partidos comunistas
En la antigua URSS funcionan hoy 22 partidos comunistas, y todos ellos, con excepción del PCFR, tienen uña militancia insignificante. A Vladimir Kriuchkov, ex jefe del KGB, le ha desafiado a que llene tres autobuses con sus afiliados. También ha intentado hacer entrar en razón a Sazhi Umalátova, apasionada comunista que ha roto con el partido por no poder aceptar la vía parlamentaria. "Ella dice que hay que colgar a gente, y yo que nadie va a colgar a nadie y que todo, debe hacerse por la vía legal; de lo contrario, esto se convertirá en algo peor que Chechenia y los Balcanes juntos".
Cuando se le pregunta directamente si está dispuesto a seguir el ejemplo de otros contendientes en las elecciones y garantizar a Yeltsin y a los actuales dirigentes dé Rusia que no habrá represalias si los comunistas lleguen al poder, el heredero político de Lenin contesta de modo general: "Nosotros no hacemos declaraciones irresponsables. Exigimos que en este país todos se sometan a. la ley. Tras tirotear el Parlamento, Yeltsin impuso una Constitución, y en ella e dice que el Parlamento tiene derecho a iniciar el proceso pata destituir al presidente", afirma. "La Constitución es imperfecta, pero, si existe, hay que cumplirla. Nosotros garantizamos que todo se hará de acuerdo con la ley. No permitiremos ninguna canallada, ningún linchamiento, pero aseguramos que todos los cargos se someterán a la ley".
Zitigánov utiliza el adjetivo moderno" para referirse al partido. Sin embargo, el líder del PCFR se distancia de las. comparaciones con los eurocomunistas o con los socialdemócratas. Lo suyo, afirma, es un socialismo que viene de las raíces rusas, que encaja en el carácter nacional. En el PCUS, dice, siempre hubo dos partidos: uno, el de los traidores como Gorbachov; otro, el de los verdaderos patriotas. Y, hábilmente, descarga las responsabiliIdades por la crisis en los actuales dirigentes del Kremlin y consigue crear la impresión de que ellos precisamente son los herederos directos de los comunistas traidores, la nomenklatura que sigue manteniéndose en el poder hasta hoy.
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