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Mi ingreso en la cuarentena

BILL GATESEl autor se congratula de cómo las computadoras han logrado mejorar la vida de muchas personas en apenas dos décadas.

Bill Gates

Este mes voy a cumplir 40 años, y he pasado la mitad de mi vida en un trabajo: manejando la empresa de computadoras Microsoft. Hace 20 años, fundamos la empresa con Paul Allen, tras escribir la primera adaptación del lenguaje Basic de computadoras para una microprocesadora. Fue tambien alrededor de 1975 cuando comenzó la revolución de la computadora personal.Dicha revolución continúa, por supuesto, encabezada por empresas que avanzan a toda marcha para dejar obsoletos sus propios productos y no pierden mucho tiempo en mirar hacia atrás. Los directivos de esas empresas consideran que los desafíos del mañana son más interesantes que los éxitos de ayer.

Microsoft no es una excepción. Nos interesa celebrar más las nuevas iniciativas que los logros pasados. Pero estas dos décadas de celebración de la industria de la microcomputadora parecen un buen momento para reflexionar y celebrar. Microsoft se ha convertido en una compañía global que tiene 18.000 empleados, en tanto la industria de la computadora personal se ha convertido en una de las más importantes a nivel mundial.

Creo que la revolución comenzó a fines de 1974, cuando Ed Roberts y su pequeña compañía de Alburquerque, MITS, creó la pequeña computadora The Altair. Esa computadora no hacía muchas cosas. Pero nos dio a Paul, a mí, y a muchos pioneros de la microcomputadora ideas para poner en práctica.

Algunos. señalarán que la revolución tuvo lugar algunos años antes, cuando varios individuos compraron sus propias minicomputadoras de la empresa Digital Equipment, denominadas PDP-8. Y otros, probablemente, dirán que la revolución se inició en 1977, cuando se pusieron en venta las primeras computadoras personales realmente útiles. La más recordada de las computadoras de 1977 fue la Apple II, desarrollada por Steve Wozniak, Steve Jobs y, Mike Markkula. Pero igualmente importante en esa época fue la Tandy TRS-80 promocionada por John Roach y la Commodore PET, creada por un tipo increible llamado Chuck Peddle. En esa época solíamos lamentar que las máquinas no podían ser usadas por la mayoría del público, y teníamos razón.

Pero en las dos últimas décadas, las computadoras personales se han hecho muy fáciles de usar, y poseen muchísima mayor capacidad de almacenaje. En la actualidad se venden en Estados Unidos aproximadamente tantas computadoras personales como automóviles. Y a nivel mundial se venden 50 millones al año.

Recientemente invité a lectores de esta columna a describir cómo las computadoras persona les habían cambiado sus vidas. Las respuestas mostraron gran entusiasmo, y por lo general pro venían de personas maduras. Los jóvenes crecieron con las computadoras y tal vez no tienen tanta consciencia de cuán diferente se ría la vida moderna sin ellas.Una profesora de dactilografía canadiense me dijo en una carta que es mucho más divertido enseñar a los niños a escribir en una computadora que en una máquina de escribir, y un médico británico se congratuló de que su procesadora de palabras permite revisar sus errores de imprenta y su gramática.

Una mujer me escribió: "Mi esposo viaja en tren desde Long Island hasta la ciudad de Nueva York. Él aprovecha las dos horas de viaje para escribir novelas en su computadora portátil".

Y Julia Neal, que vive en Hawai, dice que su computadora personal "me permite trabajar en mi casa e interactuar con mayor frecuencia con mis seres queridos y mi medio ambiente. Me ayuda a vivir y trabajar donde deseo y a ser dueña de mi tiempo".

Helen Schwartz, que vive cerca de mi lugar de origen, en Seattle, es una mujer de edad mediana a la que regalaron una computadora hace menos de un año, y la utiliza para comunicarse con sus nuevos amigos. "Temía que las computadoras nos convertirían en seres antisociales", escribió, "pero. estaba equivocada. Soy ahora una persona mucho más sociable de lo, que lo era antes. No tenía idea de que encontraría un nuevo mundo dentro de esta pequeña máquina".

Andy Lock, de Barcombe, Inglaterra, se mostró maravillado de cómo su hijo de ocho años usa una computadora para anotar estadísticas y de cómo su correo electrónico le permitió reestablecer estrecho contacto con un amigo en Brasil. "Antes solía escribirle cada muerte de obispo, y la mitad de las cartas se perdían", dijo.

Braiden Kindt, de Filadelfia, señaló que "en una epoca yo tenía una vida. Lo que tengo ahora es una computadora. Si no fuera porque tengo que ir a la escuela, nunca abandonaría este cuarto excepto para comer".

Entre los grandes fanáticos de las computadoras personales figuran personas que lograron superar el aislamiento causado por algún tipo de problemas emocionales o físicos. "La computadora brindó a mi mente algo en que pensar además del alcohol", escribió un hombre.

Thomas Anderson, obligado a una prolongada convalescencia, descubrió que la computadora personal le brindaba libertad para comunicarse, explorar información e inclusive escribir una obra teatral. "El hecho de poseer una computadora personal significó que la experiencia por la que pasé fue mucho menos dolorosa", escribió desde Gran Bretaña.

"La computadora personal me ha brindado literalmente una nueva oportunidad de vivir", escribió Cynthia McKee, víctima de la poliomielitis, que no pudo continuar su carrera corno investigadora médica, pero empleó una computadora personal para comenzar una nueva carrera y escribir libros.

"Mi computadora personal me permitió mantener la dignidad", escribió McKee. "No puedo cocinar, lavar la ropa o pasar la aspiradora, pero al menos sé que estoy haciendo una contribución a la sociedad".

Me encanta saber que las computadoras han logrado mejorar la vida de muchas personas luego de dos décadas del comienzo de la revolución.

Eso aún no ha terminado. De hecho, la revolución de las comunicaciones apenas ha comenzado. Tal como me dijo uno de mis lectores: "Al mismo tiempo que las computadoras personales mejoran y cambian, también lo hacen mi empresa y mi vida". El lector puede confiar en que habrá constantes mejoras y cambios constantes durante al menos los próximos veinte años, y probablemente durante mucho más tiempo.

Lo que importa es el futuro, y es tal vez por eso por lo que yo no miro para atrás con frecuencia. Ésa es mi manera de ser, inclusive a la madura edad de 40 años.

Copyright 1999 Bill Gates.

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