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Reportaje:

El terremoto de las listas

La elaboración de las candidaturas al Parlamento catalán sacude la vida interna de los partidos

Aún está por llegar el día en que una formación política democrática elabore sus listas electorales sin que se oiga un sólo crujir de dientes. La confección de las candidaturas, es decir, la decisión sobre quién optará y quién no a un cargo público supone invariablemente una sacudida de mayor o menor intensidad en la vida interna de los partidos.El último de estos terremotos, de tremenda virulencia, ha hecho temblar las paredes de la casa del socialismo catalán. El aparato y los capitanes territoriales del PSC, afines al senador Josep Maria Sala, han barrido literalmente a los afectos al primer secretario, Raimon Obiols, de las candidaturas socialistas a las elecciones catalanas del próximo 19 de noviembre.

No en vano, en la composición de las listas se pone de manifiesto la correlación de fuerzas entre los sectores, los subsectores e incluso las fracciones de estos últimos que coexisten en el interior de un mismo partido. Pero las candidaturas no sólo reflejan las posiciones y los cálculos de cada sector sobre las cuotas de poder interno; también afectan, y muy directamente, al medio de ganarse la vida de un buen número de dirigentes y militantes del partido: diputados, alcaldes, concejales y toda una constelación auxiliar de cargos de confianza, asesores y personal diverso.

Por eso, aunque los socialistas catalanes hayan protagonizado el más conflictivo proceso de listas en vísperas de las próximas elecciones catalanas, no tienen la exclusiva en esta materia. Los intentos fallidos de descabalgar al nacionalista Maciá Alavedra del segundo puesto de la lista de CiU y el pulso entre los conservadores Aleix Vidal-Quadras y Josep Maria Trias de Bes para colocar a un hombre de su respectiva confianza en el número tres de la candidatura del PP son claros ejemplos de ello.

PSC

La ley de los 'capitanes'

Los socialistas catalanes no han empezado con buen pie la carrera hacia las urnas. El aparato y los capitanes del PSC, aliados de Josep Maria Sala y enfrentados a Raimon Obiols, han impuesto implacablemente su ley en la confección de las listas socialistas. Haciendo valer la mayoría con la que se alzaron en el último congreso del partido, en 1904, los salistas han desterrado a los obiolistas de las candidaturas. Y estos últimos se han revuelto acusando a la mayoría de actitudes sectarias.

Ni siquiera el candidato a la presidencia de la Generalitat, Joaquim Nadal, sustituto de Obiols al frente del cartel electoral del PSC, ha conseguido que el aparato asumiera íntegramente sus propuestas. Cogido entre el fuego cruzado de salistas y obiolistas, Nadal sólo ha logrado colocar en la lista a dos de los tres hombres de su confianza que había pedido: Josep Mir y Josep Maria Carbonell. Al tercero, Xavier Roig, los salistas le cerraron la puerta en las narices.

Sólo los obiolistas Antoni Dalmau y Lluís Armet, dirigentes históricos del PSC, amén del propio Obiols (segundo de la lista porque el líder de UGT, Josep Maria Álvarez, declinó la oferta de Nadal de secundarle en la candidatura), se mantienen en lugares de segura elección. Todos los demás seguidores del primer secretario han sido excluidos del ticket o relegados a posiciones de improbable elección.

El terremoto de las listas ha vuelto a poner sobre el tapete la crisis de dirección que el PSC arrastra desde su último congreso, en el que el aparato y los capitanes estuvieron a punto de forzar la, salida de Obiols de la primera secretaría. No lo consiguieron porque no hubo ningún líder dispuesto a ponerse al frente de la revuelta, pero el poder de Obiols quedó diluido en un órgano de dirección colegiada de precario equilibrio interno.

CiU

Empujones a Alavedra

Pese a algunos movimientos internos dirigidos a apear a Maciá Alavedra del número dos de la candidatura nacionalista, los problemas del lí der de CiU, Jordi Pujol, para confeccionar su candidatura no han tenido nada que ver con el estrépito socialista. Pujol rumió durante un mes la posibilidad de, prescindir de Alavedra en su ticket autonómico. Pero al final, la resistencia de Alavedra a dejar su puesto se impuso al criterio de quienes, en el seno de la coalición Nacionalista, postulaban su relevo en aras de la renovación que el propio Pujol enarbola como consigna.

El pulso entre sectores nacionalistas por la confección de las candidaturas se ha resuelto sin mayores estridencias según los criterios de Pujol, cuya autoridad interna sigue siendo indiscutida. Una tercera parte de los candidatos de CiU con posibilidades de obtener escaño ha sido renovada. Xavier Trias y Artur Mas, tercero y cuarto en la lista, simbolizan esa renovación.

Los convergentes Antoni Subirá y Joan Guitart, y los democristianos Ignasi Farreres, Lluís Alegre y Núria de Gispert, todos ellos miembros del Gobierno catalán, han quedado excluidos, igual que el presidente del Parlament, Joaquim Xicoy, de Unió, que ha dejado su lugar, no sin reticencias, a su correligionario Joan Rigol. Tampoco repite Pere Esteve, secretario general adjunto de Convergència, cuya labor política se concentrará a partir de ahora en el partido.

PP

La bendición de Madrid

La lista del PP es la única de cuantas concurren a las eleccciones al Parlamento catalán que ha debido ser negociada y bendecida en Madrid, por parte de la dirección nacional conservadora. Los viajes del cabeza de lista, Aleix Vidal-Quadras, a la capital española para pactar la lista con el secretario general del PP, Mariano Rajoy, han sido convenientemente subrayados y explotados por nacionalistas y socialistas.

La pugna más notoria en la lista conservadora se ha producido por el número tres, finalmente adjudicado al columnista de Abc Francisco Marhuenda, persona de la confianza del nuevo hombre fuerte del PP catalán, Josep Maria Trias de Bes. Vidal-Quadras hubo de sacrificar a su propio candidato para ese puesto, el también periodista Ricard Fernández Déu, en aras del nuevo equilibrio interno del partido tras la incorporación del ex convergente Trias de Bes.

Marhuenda no ha. esperado a llegar a las urnas para desafinar con su cabeza de lista. El pasado viernes, mientras Vidal-Quadras abogaba públicamente por la derogación de la Ley de Normalización Lingüística del catalán y su sustitución por una ley de "normalidad multilingüe", Marhuenda proclamaba desde su columna: "Estoy totalmente a favor, sin ningún resquicio de duda, de la Ley de Normalización Lingüística".

ERC

Adeptos y una excepción

Los más fieles adeptos al líder republicano, Angel Colom, copan los lugares de la lista de ERC con opción a escaño. La única excepción es Josep Lluís Carod-Rovira, que conserva el segundo lugar a pesar de sus críticas -aunque nunca estridentes- hacia la línea oficial del partido. Los demás opositores a Colom han sido borrados de un plumazo. Al más destacado de ellos, Carles Bonet, se le ofreció el inverosímil puesto 41. Bonet lo rechazó.

IC

Ribó, viaje de ida y vuelta

La lista de IC está marcada por el viaje de ¡da y vuelta a Madrid realizado por su líder, Rafael, Ribó, en la legislatura que ahora acaba. Ribó deja el Congreso de, los Diputados, desde donde ha sido incapaz de resolver los problemas con Izquierda Unida, y regresa al Parlamento catalán como candidato a la presidencia de la Generalitat. Joan Saura, que había llevado las riendas del grupo parlamentario de IC desde la marcha de Ribó, se ve desplazado ahora al Congreso. Este movimiento ha sido castigado por el 20% de la dirección de IC.

No repetirán ni Antoni Farrés, alcalde de Sabadell, cargo incompatible con el de diputado en IC, ni Magda Oranich, cuyo divorcio de su propio grupo parlamentario era evidente desde la mitad de la legislatura.

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