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Reportaje:

Malos tiempos para la lírica

Poesía y mercado se mueven, como siempre, por caminos separados

Amelia Castilla

Poesía y mercado son dos palabras que no casan. Al igual que en épocas pasadas, los tiempos que corren son malos para la lírica. Y no por falta de producción. Al año se editan más de 3.000 volúmenes con tiradas que no exceden los 1.000 ejemplares y que muchas veces permanecen en los almacenes para siempre. Antonio Machado no vendió en vida más de 12.000 ejemplares, y todavía hoy sus libros no se encuentran en todas las librerías. Que el poeta norirlandés Seamus Heaney haya ganado el Nobel es una buena noticia para un sector en el que nadie parece preocupado por el éxito que da el dinero.

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Cuando Benjamín Prado, de 34 años, ve sobre su mesa de trabajo sus dos últimos libros -Cobijo contra la tormenta, con el que ha ganado el X Premio Hiperión, y Raro, su primera novela-, no puede evitar lanzarle un reproche a esta última: "¡Abusona!". Prado sabe que Raro venderá más ejemplares que todos sus libros de poesía juntos. Decidió escribirla porque la historia que quería contar no cabía en los poemas. En ningún caso pensó que se tratara de un buen negocio. "Los cheques te los dan después de escribir los libros", dice.No es éste un género donde abunden los grandes éxitos. Hay excepciones: 20 poemas de amor y una canción desesperada superó el millón de ejemplares hace un buen puñado de años y la gente sigue comprándola; La Antología de Kavafis se ha convertido en un clásico del siglo XX; Los inventarios de Benedetti va camino de serlo; Las poesías completas de Antonio Machado van por la 18ª edición, y Gil de Biedma subió como la espuma después de su muerte....

Si al librero Jesús Visor se le pregunta si ha ocurrido algo reseñable en la cultura española en los últimos años, responde que "no". Para Visor, los periodistas son en buena medida culpables de la escasa repercusión de este género. Y como ejemplo pone los suplementos literarios, empeñados en loar a novelistas extranjeros desconocidos o fracasados.

Benjamín Prado utiliza un tono más poético para explicar la situación de la lírica. "La poesía discurre por caminos secretos. Es un boca a boca entre lector y autor. Los que nos dedicamos a esto sabemos que nunca llenaremos estadios, pero no importa. Somos como los boxeadores que están fuera de distancia", reconoce Prado, para. el que, entre los problemas añadidos a los que se enfrenta el género a las puertas del año 2000 están la prisa y las autopistas de la información. "Todo transcurre al mismo tiempo, por eso la muerte de Kurt Cobain se conoció a la vez en Manhattan y en Majadahonda". A su juicio, la solución pasaría por disponer de mayor tiempo libre: "Leer un poema requiere un esfuerzo".

Estéticas enfrentadas

No entiende Prado por qué muchos de sus compañeros se juntan en grupos de estéticas enfrentadas. "La poesía se ha agrupado de tal manera que, ya parece que hay que venderlos en montones. Se comportan como si fueran cabezas rapadas o como si tuvieran miedo de ir por caminos solitarios".El editor, traductor y autor Jesús Munárriz comparte esa opinión. "Lo de menos es la tendencia. El poeta de verdad tiene su mundo y lo que escribe no tiene que ver con grupos". En su librería madrileña, de las pocas especializadas en poesía, los libros de Rimbaud, de Pessoa o de Rilke ocupan la mayor parte de las estanterías. Las revistas poéticas, algunas de auténtico lujo, ocupan una de las alas del local. El público no llena la tienda, pero Munárriz reconoce que sus lectores son fieles y tienen criterio".

¿Quién no ha escrito algún poema? Los nuevos valores despuntan muy jóvenes. Carlos Pardo, de 19 años, acaba de publicar su primera obra, en la que trata de "dar dignidad estética a la adolescencia". Pardo estudia filología hispánica y sus amigos no saben que es poeta. Le gustan Luis García Montero y Angel González. El novísimo Pardo escribe para explicarse a sí mismo las cosas y para ordenar todo el caos que tiene a su alrededor.

Con muchos más años de experiencia, José Ángel Valente asegura que la poesía es ahora más necesaria que nunca, precisamente. para combatir "la abstracción de la conciencia personal que suponen los lenguajes mediáticos, y especialmente los lenguajes de la información, la propaganda y la política, que está cuajada de mentiras. Frente a eso, la poesía ofrece una palabra no condicionada y eso hace que sea peligrosa".

A los autores, sin embargo, nada parece alterarles. Los poetas viven tranquilamente en la habitación de atrás. Ellos hacen buena la frase de Hólderlin: "Mas lo que permanece, lo fundan los poetas".

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