Alcalde de Madrid, pero ¿de todos?
Me llena de satisfacción que nuestro presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, se haya acercado a otras confesiones no católicas firmando acuerdos. Ya seentiende que no todos son católicos, que no todos. los madrileños reconocemos a la Virgen de la Paloma como patrona y, en cambio, seguimos siendo ciudadanos madrileños.Durante cientos de años, los evangélicos hemos sido siempre respetuosos con quienes nos gobiernan, y así será. La Biblia nos recuerda una y otra vez que estemos sujetos a ellos (Tito, 3: l). Incluso oramos por ellos y deseamos aciertos en su gestión, y que nuestro buen Dios les ayude en su tarea de gobierno.
Sueño con un respeto hacia y entre todos. Creo que llegará el día en -que cumpliremos la Carta Magna en todos sus aspectos (aun después de 17 años, las propias autoridades la pasan por alto y sus representantes incumplen los puntos que puedan contravenir sus criterios personales).
Quienes nos representan han de hacerlo para todos. Usted, señor alcalde, nos dijo en una ocasión que siempre acudiría a un acto religioso sólo para defender su sólida y firme fe católica. Estamos de acuerdo, señor alcalde, no pretendemos que renuncie a su fe, sino que respete y atienda a todos, sean católicos o no. Deje ya de eludir la realidad; antes de la Constitución de 1978, me refiero al año 425-432 antes de Jesucristo, el profeta Nehemías escribe que Dios tuvo que reprender una vez más al pueblo de Israel, y dice: "... Mas vosotros os habéis apartado del camino; 'habéis hecho tropezar a muchos en la ley. ( ... ) Por tanto, yo también os he hecho viles y bajos ante todo el pueblo, así como vosotros no habéis guardado mis caminos, y en la ley hacéis acepción de personas...".
Creo, don José María, que usted está haciendo acepción de personas por motivos religiosos. Me imagino que en su Biblia, si la lee, estarán estas mismas palabras. Lea en Malaquías, capítulo 2, versículos 8 y 9. La palabra de Dios no se detuvo en aquel momento, llega también a nosotros hoy.
Reciba usted mi reconocimiento por su trabajo diario, aunque no esté de acuerdo con su criterio, estoy seguro de que esta s líneas le harán reflexionar. Oro a nuestro Dios por ello. Que Él le bendiga y ayude y le otorgue sabiduría en su quehacer diario.- Vocal regional de la Zona Centro y director de Obra Social de la Unión Evangélica Bautista Española.
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