Juan Pablo II pide a la ONU que se convierta en centro moral de una "familia de naciones"
El discurso de Juan Pablo II ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York marcó ayer el momento clave de su visita a EE UU. En su segunda comparecencia en este foro desde que fue nombrado papa en 1979, y en un momento de crisis tanto económica como de credibilidad en el seno de la ONU, Juan Pablo II pidió que ese organismo internacional superara "el frío estado de una institución administrativa para convertirse en un centro moral donde todas las naciones del mundo se sientan como en casa y desarrollen una conciencia común de ser una familia de naciones".
La alocución del Papa, eje de una visita de cuatro horas a la sede de la ONU, comenzó como una reflexión filosófica sobre la búsqueda de la libertad y sólo bajó al terreno de lo concreto en breves referencias a la crisis de los Balcanes y de África central. Con respecto a estos focos de tensión, el Pontífice realizó más adelante una denuncia de los "nacionalismos extremos y exclusivos" como causantes de "una verdadera pesadilla de violencia y terror".Los 185 miembros de la Asamblea, en su 500 aniversario, llenaron una sala que sólo había sido visitada previamente por un Papa en dos ocasiones: en la anterior comparecencia de Juan Pablo II, en 1979, y con ocasión de la visita de Pablo VI en 1965, en plena guerra fría.
Final de las guerras
Sólo con la transformación cualitativa de las Naciones Unidas, dijo ayer Juan Pablo II se podrá Ilegar a un fin no sólo de las guerras de combate sino de las guerras frías". El Papa se refirió también ayer a los "derechos de las naciones" como complemento imprescindible de los derechos humanos y dijo que desde la caída del régimen soviético, a finales de los ochenta, no se podía regresar a una era en la que se violaban los derechos de naciones enteras.El llamamiento del Papa, emitido a su llegada a Newark el miércoles, a que Estados Unidos no abandonara su tradicional generosidad ha sido interpretado unánimemente como un espaldarazo a la postura del presidente Bill Clinton frente a la tendencia reaccionaria del Congreso republicano en los terrenos de seguridad social y políticas de inmigración. Ayer ante la ONU, Juan Pablo II pidió también a los Países desarrollados que ofrecieran más ayuda a las naciones pobres, pero añadió que éstas no merecerían dicho respaldo si no respetaban la democracia.
"Los países desarrollados", dijo, "deben ofrecer garantías de administración correcta de recursos y de asistencia, así como de respeto a los derechos humanos, reemplazando allí donde sea necesario formas de gobierno injustas, corruptas o autoritarias, por otras democráticas y participativas". Sólo en estos comentarios generales puede verse algún tipo de referencia a los casos de Cuba o China, países a los que no se refirió de modo explícito. Con respecto a la mediación en el posible proceso de transición en Cuba, parece que el Papa tampoco trató este tema en su reunión con Bill Clinton a su llegada a EE UU.
El encuentro, de 30 minutos, estuvo prácticamente dedicado a la discusión sobre el proceso de paz en Bosnia. Fuentes de! la Casa Blanca citadas por Reuter revelaron que el Papa había dicho a Clinton que veía a Sarajevo como "el símbolo de todo lo que está mal en el conflicto en Bosnia, pero podría ser el símbolo de todo lo que está bien"., Después de hablar a los delegados de la Asamblea, Juan Pablo II se dirigió al llamado "personal" de la ONU, grupo que incluye a miembros de sus distintas dependencias, programas y agencias.
En la lluviosa tarde de ayer, y después de descansar en la Misión de la Santa Sede en Manhattan, Juan Pablo II tenía previsto oficiar una misa multitudinaria en el estadio al aire libre de los Giants, un equipo de fútbol americano. Los responsables de la seguridad del evento anunciaron que iban a prohibir el uso de paraguas en el recinto, incluidos los clásicos amarillos y blancos que suelen ilustrar, cuando llueve, las homilías masivas del Papa. Los medios de comunicación de EE UU están empeñados en resaltar el buen estado de salud del Papa y su extraordinario carisma a sus 75 años, y ha causado gran sensación su capacidad para eludir, en el avión que le llevaba a Newark, una pregunta sobre el reciente veredicto de O. J. Simpson, verdadero centro de atención de la actualidad en el país.
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