Dilema en Guinea
SINTIENDO QUE se le ha arrebatado una victoria duramente obtenida en las urnas, la oposición democrática de Guinea Ecuatorial ha anunciado que no piensa aceptar las concejalías y alcaldías que le otorgan los resultados oficiales de las elecciones municipales celebradas el pasado día 17. Sus cálculos eran que había obtenido la mayoría absoluta en 20 de los 27 distritos electorales, pero los resultados oficiales sólo le otorgan la victoria en 9 municipios frente a los 18 que se adjudica el partido de Obiang.La irritación de la oposición es comprensible. Da la impresión de que, en los 12 días que han sido necesarios para proclamar oficialmente los resultados, en las cocinas del poder guineano se ha guisado un pucherazo. Hay convicción general de que se ha manipulado la voluntad popular. Ahora bien, la manipulación no ha alcanzado la grotesca magnitud de otras ocasiones. A la oposición, fundamentalmente la Plataforma de Oposición Conjunta (POC), liderada por Plácido Micó, se le conceden 79 concejalías, frente a las 130 del PDGE de Obiang, y la mayoría absoluta en Malabo -la capital- y en la isla de Bioko, antigua Fernando Poo.
En el seno del régimen guineano ha habido un pulso. Obiang, por razones de oportunidad táctica, era partidario de una mayor exactitud en los resultados oficiales, mientras que el sector más duro de su entorno, dirigido por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Oyanyo Ndong Mifumu, le pedía proclamar una abrumadora victoria del PDGE, reprimir a la oposición y hacer oídos sordos a las exigencias de democratización de países amigos del pueblo guineano como España. El resultado ha sido un compromiso entre ambas posturas.
La oposición, que participó con valentía y limpieza en las municipales, afronta ahora una, delicada alternativa. Puede dejarse llevar por su legítima frustración y no aceptar las parcelas de poder rnunicipal que le ofrece Obiang. También puede detenerse a meditar sobre los elementos positivos de lo ocurrido estas se,manas en Guinea Ecuatorial: una campaña en la que la POC pudo hacer llegar su mensaje a los guineanos y unos resultados oficiales que, aunque: con rebajas notables, reconocen el pluralismo político y otorgan a las fuerzas democráticas el Ayuntamiento de Malabo.
Si la oposición decide utilizar los espacios de libertad vigilada que ha conquistado tan arduamente. Si opta por recurrir los resultados ante los tribunales y, entretanto, hacerse cargo de las concejalías que le han sido otorgadas y ejercer poder allá donde hoy puede, cabe la posibilidad de que siga abierta la vía hacia la democracia. En caso contrario, es seguro que el régimen de Obiang la cerrará definitivamente. Ahora bien, sea cual sea la decisión final de la POC, España, los otros países que cooperan con Guinea y los organismos internacionales deben marcar con toda claridad y publicidad una clara línea roja a Obiang: lo que será intolerable y provocará represalias inmediatas contra su régimen sería el inicio de una campaña de represión contra los demócratas. Esto debe quedar meridianamente claro.
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