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Encuentro en Sol a dos alturas

Javier Casqueiro

JAVIER CASQUEIRO, Jordi Pujol viajó ayer a Madrid y llegó tarde a recoger los dos tipos de recepciones que le aguardaban: a una altura instituciones, políticos y periodistas. A otro nivel, insultos y pesetazos de un grupusculo de incomprensibles forofos a la puerta de la sede del Gobierno regional, en Sol. Con buen humor, ironía y algo de suficiencia, pidió disculpas por su impuntualidad y por haber hecho esperar a todos sus interlocutores. El cuidado "acogedor" con que le recibió Alberto Ruiz-Gallardón, el presidente madrileño, del PP, se distanció de la misma manera de los gritos y pitidos de los 150 españolistas que le hicieron el pasillo a la voz de "¡Fuera, fuera!" y "¡Corrupto, habla castellano!". El presidente, de la Generalitat relativizó al incidente y no quiso ni compararlo con la "estupidez" de los nacionalistas catalanes radicales que agredieron en la Diada a dirigentes del PP de Barcelona.

Pujol siempre que acude a una comunidad autónoma cumple con el protocolo de visitar a su presidente. En Madrid ya se había entrevistado con. Joaquín Leguina, del PSOE. Ahora quería cumplimentar a Ruiz-Gallardón, porque estrena cargo y porque, según reconoció ayer, mantiene desde hace tiempo buenas relaciones personales con él. Ese entendimiento aviva el morbo en todos sus encuentros, especialmente cuando el presidente catalán y los dirigentes nacionales del PP han disfrutado de alguna de esas semanas con que se obsequian de fuegos dialécticos cruzados y graneados.

Marcar distancias

Ruiz-Gallardón también marca distancias con respecto a esos líderes del PP. Y Pujol ayer se lo reconoció, pero también con un piropo muy calculado, seguramente para no generarle conflictos internos en su partido.

El retraso de Pujol acortó algo, sin embargo, la importancia de este encuentro político. Llegó 24 minutos a destiempo, y entre que se interesó educadamente por el histórico inmueble, repasaron convenios culturales en marcha entre las dos administraciones y otros futuros y económicos, la preparada charla sólo duró 44 minutos.

La apurada conferencia de prensa posterior no dio para más. Sólo tres preguntas. Una sobre el pequeño altercado de la entrada. Otra sobre una hipotética alianza entre ambas autonomías para reclamar del Estado, pese a la previsible prórroga de los presupues, la misma o mayor corresponsabilidad fiscal que la actual: coincidencia absoluta. Y la teóricamente última fue para conocer la postura que adoptará CIU cuando se discuta en el Congreso la creación de una comisión que investigue los GAL: el portavoz parlamentario la contestará el lunes. Y cuando ambos amagaron la fuga se le planteó otro dilema. "¿Ha notado con Ruiz-Gallardón alguna diferencia ideológica o de comportamiento con respecto a otros dirigentes del PP?". Pujol respondió: "Nosotros no deseamos entrar en conflicto con nadie y claro, cuando encontramos personas de talante de signo positivo, nos complace".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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