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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Chirac y Juppé

JACQUES CHIRAC ganó las elecciones presidenciales francesas en mayo asegurando que era posible hacer, "otra política". Cuatro meses después, su primer ministro, Alain Juppié, pide a las fuerzas del centro y de la derecha que cierren filas en torno a un Gobierno que, asegura, hace la "única política posible". Para regocijo de Édouard Balladur, predecesor del actual primer ministro, Juppé, brazo derecho de Chirac, reconoce. que no es posible hacer otra política.Jupplé acaba de presentar el proyecto de presupuestos para 1996. Su principal objetivo es una reducción del déficit público. Razonable y en la línea con lo que dicta el Tratado de Maastricht. Pero Juppé no equilibra las cuentas reduciendo el gasto, sino incrementando la presión fiscal. El proyecto reduce las ventajas fiscales del ahorro de los sectores populares y de las clases medias y consagra las subidas de dos puntos del IVA y de las tasas sobre carburantes y tabaco. Entre irritar a un electorado al que se prometió bajar los impuestos o enfrentarse a la protesta de ciertos grupos sociales en caso de recorte de las prestaciones, Juppé ha preferido lo primero, menos conflictivo a cortó plazo. Parte de la derecha ya critica a Juppé por falta de energía en la lucha contra el déficit. Juppé tiene problemas desde que asumió el cargo. El primero fue el escándalo de la ocupación por su parte y de varios de sus familiares de pisos grandes y lujosos del Ayuntamiento de París con alquileres irrisorios fijados cuando Juppé era alcalde adjunto de París. La polémica acaba de reavivarse por la denuncia de posibles presiones del ministro de Justicia sobre el magistrado jefe del servicio central de Prevención de la Corrupción que se ocupa del caso. Hasta ahora, lo único que parece haber sido necesario para el presidente francés es ensayar la bomba nuclear en el atolón de Mururoa y retrasar una vez más la aplicación del Acuerdo de Schengen. En política interna, tarea de la que debería ocuparse en primer lugar Juppé, los franceses siguen esperando y ven cómo las promesas de Chirac se convierten en humo.

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