Terror y fronteras

TREINTA AÑOS después del final de la guerra de independencia de Argelia, Francia vuelve a conocer en su territorio el terror importado desde la otra ribera del Mediterráneo. Los islamistas del GIA, que acusan a París de ser el principal sostén político; económico y militar del régimen argelino, podrían ser los responsables de la campaña de atentados con bombas artesanales que sacude las ciudades francesas.A las víctimas directas de las explosiones deben sumarse el conjunto de la población francesa, que vive con el corazón en un puño, la importante comunidad musulmana de ese país, puesta bajo sospecha y sometida a permanente vigilancia policial, y, de rebote, la libre circulación de los ciudadanos europeos. Para combatir el terrorismo Jacques Chirac ha ordenado el reforzamiento de los controles policiales en las fronteras terrestres, aéreas y marítimas de Francia, incluidas las de sus socios de la Unión Europea firmantes del acuerdo de Schengen.

"El hecho de que se puedan franquear fácilmente y sin controles las fronteras en un sentido o en otro es una inmensa facilidad para los terroristas", dijo el presidente francés en su intervención televisada del pasado día 5. Esa facilidad, que también puede beneficiar a narcotraficantes, atracadores o cualquier otro tipo de delincuentes, es un elemento que ya tuvieron encuenta los países que firmaron la convención de Schengen en junio de 1990. Por eso la desaparición de los controles de identidad en las fronteras interiores debía ir acompañada de un reforzamiento de las exteriores y un amplio paquete de medidas para incrementar la cooperación policial y judicial. Pero Chirac acusa ahora a sus socios europeos de no vigilar con suficiente energía las puertas exteriores del espacio de libre circulación de Schengen.

La acusación de Chirac no ha provocado la irritación pública de los socios de Francia en la aplicación del convenio: Alemania, Bélgica, Holanda, Luxemburg, España y Portugal. Solidarios con la angustia de los franceses ante la campaña terrorista, todos prefieren guardarse sus reservas. Ahora bien, a ninguno de esos países se le escapa el hecho de que, según las investigaciones de la propia policía francesa, los terroristas no parecen venir de fuera, sino estar enraizados en la sociedad francesa. La última hipótesis poli cial alude- a 'Jóvenes delincuentes de los suburbios" de ciudades como París, Lyon y , Grenoble, "salidos de la inmigración magrebí" y "manipulados" por militantes islamistas.

Francia está en crisis, pero sus reticencias, a Schengen son anteriores a la crisis actual. En realidad, nunca ha llegado a aplicar por completo, el acuerdo. No suprimió sus. fronteras terrestres cuando lo hicieron los otros seis países -el pasado, 1 de julio-, y el 25 de ese mes tras el primer atentado en París, restableció los controles en los aeropuertos. para los Vuelos interiores del espacio Schengen. Francia, según Michel Barnier, ministro de Asuntos Europeos, dice no tener ninguna oposición "ideológica o política" a Schengen y reitera que desea incorporarse "plenamente" a la libre circulación de las personas a partir de diciembre. Sin embargo, fuentes del Ministerio del Interior francés explican que si los aspectos de seguridad del convenio cooperación policial y judicial, armonización de visados, derecho de persecución, simplificación de las extradiciones...- son satisfactorios para Francia, este país no considera "urgente" la desaparición de los controles de identidad.

Chirac ni siquiera ha descartado que su país termine poniendo en cuestión todo el acuerdo "si la situación no mejora". Ello es muy inquietante. Situada en el corazón del espacio Schengen, Francia es clave en este proyecto que, pretende que la Europa de los ciudadanos camine al par que la de los capitales y las mercancías.