135 kilómetros hásta el tajo
"Aquí está todo hecho", dice Ángel Carabaño. A sus 47 años, lleva 26 dormitando a diario en el autobús los 135 kilómetros que separan su pueblo, Villafranca de los Caballeros, en Toledo, del tajo en Madrid. "Los ocho primeros años me quedaba en una pensión en Madrid. Entonces no había tantos autobuses", dice. Él conoció el campo; su hijo, ni de lejos. Villafranca se vacía de hombres aún de noche, como muchos pueblos de Guadalajara o Ciudad Real. Comisiones y UGT dicen que son 50.000 los albañiles emigrantes de un día entre los 120.000 obreros de la región. Sobre ellos, el riesgo y los kilómetros.
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