Los serbios anuncian que el embajador y los militares españoles están vivos

La gran sorpresa saltó pasada la media tarde de ayer. Los tres observadores españoles cuya muerte habían anunciado los serbobosnios a consecuencia del bombardeo aliado del miércoles estaban vivos y gozaban de buena salud. La propia televisión de Pale mostró imágenes en las que departían con alguna autoridad serbobosnia. Luego se anunció que iban a ser puestos en libertad y entregados en Belgrado, donde se les esperaba anoche. El Gobierno español intentaba infructuosamente confirmar la noticia, después de una jornada en la que se llegó a pensar. que habían perecido a manos de los serbios. Las familias recibieron con esperanza la noticia, pero prefirieron esperar a tener una prueba definitiva de que sus padres y esposos estaban vivos antes de estallar en alegría. Al embajador Fernando Sánchez Rau, al general José Luis García Esponera y al comandante Zenón Luis Quintana se les perdió la pista a mediodía del martes y, cuando 24 horas más tarde, se volvió a saber de ellos, se hablaba de su aparente muerte. Al poco llegó a Madrid un desconcertante telegrama enviado desde territorio serbobosnio que desató toda clase de especulaciones. El propio ministro de Exteriores, Javier Solana, declaró que había un 99,9% de probabilidades de que los tres españoles hubieran muerto a manos de los serbios. Horas más tarde, el pesimismo dejó paso a la esperanza.La aviación aliada, mientras, volvió a bombardear por la tarde objetivos militares serbobosnios, tras pasar la mañana evaluando el resultado de las más de 300 salidas del día anterior, en las que destruyeron 23 blancos con 90 impactos. "En general, creo que hemos tenido mucho éxito en la consecución de nuestros objetivos", manifestó el almirante Leighton Smith, responsable de la Operación Fuerza Deliberada. El trabajo pendiente se centra ahora en levantar el cerco a Sarajevo. "No se trata de aflojar el nudo de la soga, sino de quitar la soga del cuello", señaló un alto cargo de la OTAN, que equiparó Sarajevo con quien está a punto de ser ahorcado.