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TRAGEDIA EN LA MINA

Una explosión de grisú siembra el horror en Asturias

14 mineros, 4 de ellos checos, mueren en un pozo de Hunosa sin que funcionaran las alarmas

La tragedia convulsionó ayer la minería asturiana. Catorce trabajadores perecieron en el pozo San Nicolás, de la empresa estatal minera Hunosa, a causa de una explosión de grisú (mezcla de gas metano y aire) ocurrida a las 3.15 de ayer a 400 meros de profundidad. Diez de las víctimas eran mineros de Hunosa, y las otras cuatro, trabajadores checos pertenecientes a una empresa subcontratada. Sólo dos de los mineros que trabajaban en la galería sobrevivieron a esta catástrofe, la más grave ocurrida en las minas de Asturias en los últimos 46 años. En el interior del pozo, situado en las inmediaciones de Ablaña (Mieres), trabajaban en el momento de la explosión 63 personas. Nadie sabe explicar por qué no funcionaron los sistemas de alerta.

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La tragedia conmocionó a Asturias, y varios cientos de mineros, amigos y parientes de las víctimas, siguieron a pie de pozo, en un silencio sobrecogedor, sólo roto por los sollozos de los familiares, las tareas de rescate, que se prolongaron durante ocho horas y media. El Principado de Asturias ha decretado tres días de luto oficial y los sindicatos han convocado tres jornadas de huelga general en la minería regional. El Príncipe Felipe presidirá los funerales de los mineros mañana, sábado.La dirección de la empresa estatal minera Hunosa carecía ayer de explicación para un siniestro sin precedentes en la historia de la compañía, fundada en 1967, tras la nacionalización de más de 20 empresas privadas que operaban en la cuenca central asturiana. La investigación, que se ha puesto en marcha, tratará precisamente de desentrañar por qué no fueron eficaces en esta ocasión los múltiples detectores y medidores (grisómetros) que alertan cuando se produce una excesiva concentración de metano en la atmósfera. Las minas hulleras asturianas son muy propensas al grisú, y esta peculiaridad es especialmente notoria en el lugar en el que ayer trabajaban los 14 mineros fallecidos: la capa octava, entre las galerías cuarta y quinta, del pozo San Nicolás.

No hay respuesta

Ramón Madera, director general de explotación y desarrollo de Hunosa, reconocía ante los periodistas que no existe "contestación" de momento a este, en principio, anómalo funcionamiento de los sistemas permanentes de prevención. "Los supervivientes aseguran que no se había detectado nada anormal. No había circunstancia alguna que permitiera prever el siniestro". Madera aseguró que la investigación de la tragedia se hará tanto por la propia empresa como por la dirección regional de minas del Principado de Asturias, "sin pausa, a fondo, analizando hasta el último detalle y tomando las medidas que sean necesarias". Con las 14 víctimas de ayer, son ya 25 los trabajadores muertos en la mina en Asturias este año.La noticia conmocionó al valle minero del Caudal, donde vivían la mayoría de los trabajadores fallecidos. Desde primeras horas de la madrugada, y a lo largo de toda la mañana, mientras los equipos de salvamento minero trataban de rescatar a los compañeros siniestrados a 400 metros de profundidad, una riada de vecinos, de familiares y de trabajadores del pozo San Nicolás y de otras explotaciones mineras de Hunosa cubrían a pie los dos kilómetros de distancia entre la localidad de Ablaña y el pozo San Nicolás, por una carretera rural cerrada al tráfico para facilitar el paso de las ambulancias. Era una peregrinación incesante, en silencio, sólo quebrantado por el llanto de quienes ya conocían la identidad de algunos de los muertos y la inquietud y pesadumbre de quienes preguntaban, los nombres de las víctimas a quienes regresaban del lugar del siniestro. A medida que se constataba la magnitud de la tragedia (la cifra de muertos se iba incrementando con el paso de las horas) y la noticia se difundió por la cuenca minera, el paro se fue generalizando en la totalidad de las explotaciones mineras del Caudal, pero también del valle del Nalón, en señal de duelo y de solidaridad. Desde la carretera que accede al pozo, situado en la aldea de Nicolasa, se oía llorar a una mujer joven en una de las últimas casas de Ablaña.

La consternación rodeó desde el amanecer la bocamina, y, entorno al castillete de San Nicolás se congregó una piña humana en silencio. Con una cadencia brutal fueron saliendo al exterior, sucesivamente, 14 camillas con los cadáveres de otros tantos trabajadores, con edades comprendidas entre los 29 y los 49 años, cubiertos por mantas y transportados hasta el botiquín por sus compañeros.

Los tres últimos cadáveres (en un principio se había barajado la cifra de 11 muertos) no pudieron ser rescatados hasta el mediodía al haber quedado aislados por un desprendimiento. El empobrecimiento de la atmósfera, a causa del metano y de una deficiencia muy acusada de oxígeno, obligó a la adopción de cautelas adicionales a los equipos de rescate, quienes hubieron de acceder al lugar del accidente dotados con equipos de respiración.

Embalsamados

Las escenas de dolor y de patetismo volvieron a reproducirse en el hospital de Hunosa, en el que también se fueron congregando familiares de las víctimas a lo largo de la mañana, mientras los cuatro trabajadores checos de la empresa subcontratada Satra fueron conducidos a la residencia de Murias, en Mieres, para su embalsamamiento y posterior repatriación a su país. De los dos trabajadores que se encontraban en el lugar de la explosión y que sobrevivieron al siniestro, uno salió ileso y por su propio pie, y otro, con heridas leves, hubo de ser auxiliado por un compañero y permanece hospitalizado.En el momento de producirse la explosión se encontraban en el interior del pozo 63 personas: los cuatro trabajadores checos fallecidos y 59 mineros de Hunosa pertenecientes al relevo de la noche, que habitualmente está integrado por unos 200 trabajadores, pero que ayer era sensiblemente menor por coincidir con las vacaciones de verano. El pozo San Nicolás tiene una plantilla de 1.141 trabajadores y es una de las 11 explotaciones con que cuenta Hunosa. Esta empresa estatal da empleo a 10.650 mineros, y constituye la actividad económica preponderante de la que viven las dos comarcas mineras del área central de Asturias.

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