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La Iglesia polaca llama al voto anticomunista en las Presidenciales

El Episcopado de Polonia emitió ayer un comunicado en el que advierte a los fieles para que en las próximas elecciones presidenciales no voten a "quienes en la época del totalitarismo hayan ocupado puestos dirigentes en el Estado". Este llamamiento de la Iglesia contra los ex comunistas coincide con un desesperado intento del actual presidente, Lech Walesa, de recuperar la popularidad mediante una purga entre sus más allegados colaboradores.Los obispos, reunidos ayer en el santuario de Jasna Gora en la 278ª Conferencia Episcopal, dejaron claro que en las elecciones presidenciales, que se celebrarán el próximo mes de noviembre, los fieles no deben votar a la izquierda ex comunista que desde 1993 está en el Gobierno. La izquierda, según la jerarquía católica, "no da garantías de gobernar de otra manera que en la época pasada, cuando llevó a toda la nación a la miseria y al Estado al dramático endeudamiento".

Esta frase del comunicado va dirigida contra Aleksander Kwasniewski, el líder indiscutible de la izquierda ex comunista, quien encabeza desde hace varios meses todos los sondeos de intención de voto. Kwasniewski, con un 23% de apoyo, se perfila como vencedor de la primera ronda electoral, que se celebrará, con toda probabilidad, el 5 de noviembre. Según el mismo sondeo, realizado hace dos semanas, Lech Walesa sólo podrá contar con un 14% de apoyo.

Situación dramática

El llamamiento de los obispos puede mejorar esta situación dramática de Walesa, aunque las elecciones anteriores demostraron que, a la hora de votar, los fieles polacos no obedecen excesivamente a la Iglesia. Ayer, el episcopado evitó dar el nombre concreto del candidato a apoyar, dado que -según su secretarío- sería una intervención directa en la política.No obstante, las indicaciones del episcopado son claras: debe votarse a un candidato que "represente y defienda los valores éticos, los valores evangélicos, aunque respete también las opiniones de los representantes de otras religiones y de los no creyentes". Los obispos sugirieron que el candidato a presidente debería pronunciarse contra el aborto y a favor de las clases de religión y del concordato, pendiente de ratificación.

Para adaptarse mejor a esta imagen de favorito de la Iglesia, Walesa destituyó a su jefe de gabinete y más cercano colaborador, Mieczyslaw Wachowski. Este político, acusado por sus numerosos detractores de corrupto y comprometido por la supuesta colaboración con los servicios secretos, era considerado como la eminencia gris del palacio presidencial. En los últimos días, Wachowski se vio involucrado en el escándalo de la colecta de firmas de apoyo a la candidatura de Walesa en una serie de unidades especiales del Ministerio del Interior.

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