Retrasar la jubilacion ahorrará hasta 400.000 millones en tres años

El secretario de Estado de Economía, Alfredo Pastor, 50 años, se niega a que la inestabilidad política distraiga la atención sobre lo que considera fundamental en estos momentos: hacer un presupuesto que cumpla los objetivos del Plan de Convergencia. -También habla de la bajada de tipos.

Pregunta. El Bundesbank bajó el jueves los tipos en Alemania, ¿no cree que el Banco de España también debería rebajarlos?

Respuesta. No nos preocupemos de lo que vaya a hacer el Banco de España. Este debe tener en cuenta que va a suceder con la inflación de agosto y septiembre de la misma forma que esperó cuando los datos eran malos en marzo y abril para subir los tipos. En segundo lugar, hay que ver la aceptación que tienen los Presupuestos en el Parlamento [se presentan el 30 de septiembre].. Si los datos son positivos en ambos frentes, los propios mercados darán la señal para que se bajen los tipos. Entonces tenderán a bajar los tipos a largo plazo y a reducirse el diferencial con el bono alemán, por lo que el Banco de España estaría en disposición de modificar el precio del dinero.

P. ¿Está hablando de un plazo de dos meses?

R. Estaría pensando a mediados de octubre.

P. Los mercados financieros parecen estar en un compás de espera hasta ver cómo es el Presupuesto del año próximo, ¿no cree que la inestabilidad política puede dificultar este propósito?

R. Los mercados financieros esperan ver un Presupuesto de 1996 que cumpla el Programa de Convergencia y ello supone reducir el déficit al 4,4% del PIB el año que viene. El mensaje que no nos cansamos de repetir es que este presupuesto y el del año siguiente son claves para el papel de España en Europa en la próxima década. Desde el punto de vista político, yo creo que todo el mundo está convencido de ello.

P. ¿Incluso el PP y CiU?

R. Ha habido manifestaciones por parte de miembros del PP que ponen el acento en la absoluta necesidad de cumplir el Programa de Convergencia. Lo mismo puedo decir de Convergencia i Unió.

P. ¿Qué sentido tiene ahora hacer ese presupuesto cuando va a haber elecciones en marzo y, si gana el PP, lo cambiará?

R. La obligación de este Gobierno es tener el 30 de septiembre el presupuesto hecho con estos criterios. Si hay un cambio de Gobierno en marzo, sea del signo que sea, no va a poder hacer todo un presupuesto nuevo para 1996. No tendrá tiempo. Y un presupuesto prorrogado para 1996 se aleja de la convergencia.

P. ¿Qué balance haría de los acuerdos con CiU hasta ahora?

R. Claramente positivo. El principal aspecto ha sido el interés que CiU ha mostrado hacia la economía productiva, - hacia la economía real; es decir, hacia las empresas y yo creo que ese enfoque hacía mucha falta. Esto no debe coincidir necesariamente con lo que CiU entiende que ayuda más a la economía real.

P. ¿Hay algo que no se debería repetir en estos presupuestos?

R. Pues que el año pasado se adoptaron algunas medidas en el terreno de cotizaciones sociales y de fiscalidad que tal vez fueron precipitadas. En aquel momento no se midieron bien las consecuencias, especialmente en términos de empleo. La decisión de subir el IVA fue una medida adecuada, ya que las presiones inflacionistas en 1996 hubieran sido mayores por el tirón de la demanda.

P. ¿La rebaja de cuotas de este año tendrá un efecto beneficioso sobre el empleo?

R. Me parece que no.

P. ¿Y qué opina de la propuesta de ClU de bajar cotizaciones y subir el impuesto de sociedades?

R. Pues que se debe analizar con cuidado la eficacia de bajar las cuotas sociales para todo el mundo. A lo mejor habría que pensar en reducirlas pero no para todo el mundo igual, sino de manera más significativa en aquellos grupos de trabajadores en los que el coste de la Seguridad Social tiene un mayor peso sobre el total.

P. ¿Qué resultados hay del informe que encargó respecto a las subvenciones y ayudas públicas?

R. Pues que tenemos una política en este aspecto excesivamente dispersa. Se dan las subvenciones por muchos sitios distintos sin que haya criterios comunes y sobre todo sin que haya una evaluación. Por ello he propuesto al ministro que se cree una comisión de alto nivel, con gente de bastante peso, que tenga capacidad para obtener información. Éste no es un problema sólo técnico, también es político. Estoy pensando en una comisión como la que presidió Fernando Abril en sanidad. El objetivo sería salir con una lista de propuestas concretas.

P. Pero ¿no se van a tomar medidas este año?

R. He leído en los periódicos que ya en 1996 vamos a hacer un recorte de 150.000 millones en la cifra de deducciones y desgravaciones y del 10% en la transferencias a empresas públicas.

P. ¿Qué está pasando con los ingresos?

R. No hay especial preocupación al respecto. Sin embargo, pienso que se ha llegado a un techo. En dos o tres años hay que pensar en una reforma del sistema fiscal, seguramente, para hacerlo más sencillo, porque cuanto más complicado es más oportunidades das para el fraude. Sería partidario en el IRPF de hacer menos tramos y eliminar deducciones.

P. Eso es lo que dice el PP...

R. No sólo lo dice el PP, lo plantean la mayoría de los expertos y el propio Gobierno.

P. ¿Es posible cumplir los criterios de convergencia sin recortar el gasto social?

R. Hay cosas que se pueden hacer.

P. ¿Por ejemplo?

R. Retrasar la edad de jubilación como dice el pacto de Toledo. ¿Cuánto se puede ahorrar? Si la jubilación se retrasa, de forma voluntaria, hasta los 68 años, podemos estar hablando de un ahorro de siete décimas del PIB en un periodo de tres o cuatro años; es decir, entre 300.000 y 400.000 millones de pesetas. En sanidad habría que tomar medidas, no para recortar el gasto sino para evitar que siga creciendo. En desempleo no creo que vaya a haber cambios normativos.

P. ¿Y en cuanto a la inversión pública?

R. Cuando tengamos encajado el presupuesto, la inversión no tendría que ser la que pague el ajuste. Ahora bien, la inversión tiene que ir moderándose en relación al PIB porque no siempre vamos a tener tanto déficit de infraestructuras.

P. ¿Cerraría usted alguna empresa pública?

R. Bueno, ya se cierran... Sí. En muchos casos es verdad que no cerrarlas no ha servido más que para encarecer el proceso y para prolongar lo que al final es una muerte inevitable.

P. ¿Sería partidario del ticket moderador de la sanidad?

R. Desde el punto de vista técnico yo creo que la idea es buena.

P. ¿Y de las tasas por utilizar autovías?

R. Hay que tener en cuenta que las infraestructuras son caras de mantener. Una tasa con este fin sería muy adecuada.

P. ¿Sería partidario de recortar las ayudas a la vivienda?

R. La política de vivienda nos cuesta 500.000 millones de pesetas al año. Esto es casi un punto del PIB y si tuviéramos un déficit un punto por encima de lo que tiene que ser, supondría subidas en los tipos de interés de uno o dos puntos. La persona que recibe esa subvención se encontraría con una subida de la hipoteca que paga. Si las cosas se explican así, a lo mejor se entiende que esas ayudas no son tan importantes.

P. ¿Y de recortar las deducciones por gastos de enfermedad?

R. Eliminar esta deducción es una posibilidad pero no hay ninguna propuesta formal en este sentido. En mi opinión, podría, mantenerse pero sólo para aquello que no cubre la sanidad.

P. Sobre reformas estructurales, el Tribunal de la Competencia ha criticado recientemente que no se ha avanzado todo lo necesario ¿A qué es debido?

R. Hemos hecho recientemente una lista de 54 medidas que han pasado por la Comisión Delegada. Unas son más sencillas y se han aprobado y otras son mas complicadas y se está en ello. Yo creo que en todos los casos se está avanzando, aunque hay temas que no dependen de nosotros porque son leyes y tienen que pasar por el Parlamento.

P. ¿Le preocupa también la amenaza sindical de dar por concluida la moderación salarial?

R. Cuando en el año 1993 se habló del pacto social preveíamos que los salarios perderían cinco puntos en tres años. En realidad, los salarios han perdido poder adquisitivo, pero bastante menos que esos cinco puntos. Por otra parte, yo creo que los sindicatos son conscientes de que una subida salarial excesiva repercute fundamentalmente sobre el empleo. Por consiguiente si la inflación se reduce de ahora a final de año yo no espero una ofensiva sindical.

P. ¿Es justo que la salida de la crisis se haya producido con una disminución de las rentas de las familias en 1994 y un aumento de los beneficios empresariales?

R. Este balance no se puede hacer sólo con un año. Podríamos hablar también del año 1992 o de 1993 en que ocurrió justamente lo contrario. Estos pequeños cambios en la composición de la renta hay que verlos con perspectiva. Yo creo que esta situación se va a corregir vía salarios y, sobre todo, vía empleo.

P.¿Hay otras reconversiones pendientes al margen del naval?

R. Todas. No hay ninguna industria que vaya a estar dentro de diez años como está ahora. Pero si hay que hablar de algún fenómeno que se vaya a producir en los próximos años habrá que referirse habrá que referirse al sector de automoción. Hay un problema claro de sobrecapacidad.