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China expulsa al activista Harry Wu tras ser condenado a 15 años de cárcel por espionaje

Harry Wu, condenado el miércoles a 15 años de cárcel por supuesto espionaje, fue expulsado ayer de China. Todo parece indicar que el Gobierno de Pekín no ha querido empeorar sus relaciones con Estados Unidos y que gracias a ello Wu, chino-norteamericano e incansable defensor de los derechos humanos, ha recuperado su libertad. La Casa Blanca señaló que había exigido "la inmediata puesta en libertad de Harry Wu por razones humanitarias" y aseguró que no ha habido ningún tipo de pacto secreto sobre este asunto con las autoridades chinas.

En un comunicado desde Jack son Hole (Wyoming), donde pasa sus vacaciones, el presidente de EE UU, Bill Clinton, mostró su satisfacción y dijo que la liberación "elimina un obstáculo" para que mejoren las relaciones bilaterales. La Casa Blanca confirmó que las autoridades chinas pusieron ayer por la tarde a Harry Wu en un avión desde Shanghai con dirección a San Francisco.Harry Wu, que ha pasado ya 19 de sus 58 años internado en campos de trabajo, fue detenido el 19 de junio al entrar en la provincia de Xinjiang con la intención de continuar sus investigaciones sobre las condiciones de vida en las cárceles chinas. Wu ha publicado dos libros en los que detalla con pruebas y testimonios los abusos contra los derechos humanos en China, la exportación ilegal de mercancías hechas por los presos y la ejecución de condenados a muerte para satisfacer la demanda internacional del mercado negro de órganos para trasplantes.

En el juicio celebrado el miércoles en Wuhan, el tribunal decidió que Harry Wu era culpable del delito de espionaje: "Utilizando un nombre falso se infiltró en China en varias ocasiones para obtener ilegalmente secretos de Estado y participar en actividades criminales".

Sentado este principio, el tribunal le condenó sin grandes deliberaciones a 15 años de cárcel y a la expulsión del país. Buen conocedor del sistema judicial chino y de las cárceles, Harry Wu se confesó culpable y renunció a apelar la sentencia, condición necesaria para estimular la magnanimidad de las autoridades. Sus abogados habían declarado, además, que el activista de los derechos humanos escribió al Gobierno chino admitiendo todas las acusaciones, expresando su arrepentimiento y solicitando la expulsión del país.

La liberación de Harry Wu podría tener una relación directa con la visita de Hillary Clinton a Pekín. Un portavoz de la Casa Blanca negó anoche que haya habido un pacto secreto con Pekín y subrayó que la excarcelación es sólo un elemento más antes de que se decida si Hillary Clinton irá o no a China. La primera dama ha sido nombrada presidenta honoraria de la delegación que asistirá a la IV Conferencia de la ONU sobre las Mujeres, que se celebrará del 4 al 15 de septiembre. Hillary Clinton ha expresado su deseo de acudir, pero ha recibido presiones políticas en contra de su viaje por parte de senadores y grupos de derechos humanos que creen que su presencia puede servir para respaldar la violación de esos derechos.

La Casa Blanca ha recibido comunicaciones directas de Pekín sobre el proceso de Wu. La liberación puede marcar el principio de la reconstrucción de los relaciones bilaterales, que atraviesan uno de los peores momentos desde su su establecimiento hace 16 años.

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