Una triste caricatura
Como alguien no lo remedie, las jóvenes figuras de la modernidad acaban con esta fiesta en un santiamén. No se pueden pagar 7.000 pesetas por un tendido de sombra para asistir a un tristísimo espectáculo en el que tres toreros representan una burda caricatura del arte de torear. Y la primera prueba de lo anterior es que los tendidos malagueños sólo se llenaron a la mitad con uno de los carteles más atractivos de la feria.Los toros de Benítez Cubero, bien presentados, adolecieron de falta de fuerzas, fueron sosos, cabecearon en demasía, se pararon y, en suma, no facilitaron la labor de los toreros. Pero nada de ello justifica que éstos anduvieran a la deriva, a merced de sus oponentes, sin saber qué hacer. Ni siquiera Rivera Ordóñez, tan arrojado otras veces, estuvo a la altura de sus toros, y se contagió de la ineficacia de sus compañeros.
Cubero / Pedrito, Barrera, Rivera
Toros de Benítez Cubero, bien presentados, muy flojos, mansos y descastados.Pedrito de Portugal: media (división); estocada baja (división). Vicente Barrera: cuatro pinchazos y dos descabellos (palmas); pinchazo que hace guardia (ovación). Rivera Ordóñez: dos pinchazos y estocada baja (ovación); cuatro pinchazos y estocada corta (ovación). Plaza de Málaga. 16 de agosto. 4ª corrida de feria. Media entrada.
Pedrito de Portugal se está convirtiendo en un gran misterio. ¿Cómo puede torear tanto un torero con tan escasos recursos, menos valor, nula decisión y más altas dosis de apatía? Dicen que tiene buen gusto y algo de esa cualidad mostró en unas verónicas a su primero, y la volvió a esconder para siempre jamás. Sus toros se quedaban cortos y lo buscaban, pero Pedrito no está para que lo busquen y se limitó a pasar el mal trago como pudo.
A Vicente Barrera no se le puede negar que tiene valor, pero, de momento, su tauromaquia no va más allá. Con la muleta siempre enganchada, su labor en el primero resultó muy desigual; al otro lo masacró en varas, y toro y torero se quedaron quietos tras una tanda de aceptables derechazos.
Rivera Ordóñez no superó las dificultades de sus toros. Ante su primero brilló en las verónicas de recibo y no se centró con la muleta, y muy en tono menor se mostró ante el flojo y noble último.
Babelia
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