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MEDIO SIGLO DESPUÉS DE LA GUERRA

Reunión de viejos enemigos en el puente sobre el río Kwai

Dos veteranos aliados coinciden en que las excusas niponas, sin compensacion económica, se quedan en nada

ROBERT BIRSEL (REUTER) Un grupo de veteranos (y enemios), reunidos en el puente sobre el río Kwai, que inmortalizara la película de David Lean protagonizada por Alec Guinness y Wiliam Holden, descalificaron ayer la presentación de excusas por el primer ministro nipón, Tomiichi Murayama, por las atrocidades cometidas en la guerra por el Ejército imperial, como un gesto vacío, a menos que se complete con compensaciones económicas para las víctimas de la agresión.

Ex combatientes japoneses y aliados se reunieron en este remoto punto de Tailandia, cerca de la frontera con Birmania (hoy Myanmar), 50 años después del final de la II Guerra Mundial, para recordar su sufrimiento, honrar a los que murieron y celebrar su reconciliación. Seis veteranos japoneses y sus familias, así como cuatro antiguos prisioneros de guerra aliados, asistieron a las ceremonias conmemorativas, incluido un apretón de manos entre viejos enemigos en el puente que inmortalizó en el celuloide, en 1957, una superproducción de Hollywood que versaba sobre la construcción del ferrocarril de la muerte.

Muchos otros veteranos aliados se negaron a asistir en protesta por la invitación a los japoneses. Algunos llegaron a amenazar con tirar al río a sus antiguos enemigos. Los que olvidaron el rencor celebraron la reconciliación, y todos insistieron en que las disculpas de Murayama no bastan. "Si no dice nada sobre compensaciones, todo se queda en simple palabrería", aseguró el ex soldado nipón Nagase Takashi, de 77 años. Takashi, que prestó servicio como intérprete para la guarnición que supervisaba cómo los prisioneros aliados servían casi como esclavos para construir la línea férrea, insistió en que todos cuantos sufrieron bajo el yugo japonés deberían ser indemnizados.

Unos 16.000 británicos, alemanes y australianos, junto a unos100.000 trabajadores asiáticos murieron durante la construcción del ferrocarril, que Japón consideraba como una vital línea de suministros para las tropas destacadas en Birmania para reparar la invasión de la India. "Hay informes detallados de cada muerto. Que se pague a todo el que sufrió", añadió el ex soldado nipón. Los veteranos de las fuerzas aliadas están de acuerdo. "No es suficiente", dijo por ejemplo el holandés Bran Dross, de 80 años. "Queremos que nos paguen por el trabajo que hicimos". El australiano David Barrett, de 73, asegura por su parte: "Una disculpa del Gobierno sin compensaciones se queda en nada. Yo no necesito dinero, pero hay muchas viudas cuyos maridos murieron prematuramente que sí lo necesitan".

Un tribunal de aliados condenó a muerte a Abe Hiroshi, hoy de 75 años, porque unos 3.000 de los 7.000 prisioneros de guerra que murieron durante la construcción del ferrocarril. La sentencia no se aplicó, aunque el ex oficial pasó 10 años en la cárcel.

" Estoy aquí para recordar a todos, no sólo a los prisioneros de guerra, tammbién a los trabajadores asiáticos soldados japoneses", declaró a los periodistas.

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"Después de 50 años también lo siento mucho por aquellos que murieron durante la construcción del puente. Como japonés, me siento le por utilizar ilegalmente a los prisioneros de guerra, pero como jefe de una unidad me siento culpable, ya que cumplía órdenes".A la ceremonia de conmemoración, organizada por el periódico tailandés Bangkok Post, asistieron el viceprimer ministro, general Chavalit Yongchaiyudh, y los embajadores del Reino Unido, Australia, Canadá y Japón. "Espero que, si es posible, los ex prisioneros acepten mis disculpas por algo que hizo el Ejército imperial... pero sé que algunas personas no perdonan", dijo el diplomático nipón. "Si odias, sólo te haces daño a ti misrno", afirmó por su parte Barret para explicar por qué ha perdonado a sus antiguos verdugos.

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