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GUERRA EN LOS BALCANES

Los serbios de Bosnia cobran 100 marcos a cada expulsado de Banja Luka

La ruleta del odio cayó ayer en el número de 3.000 musulmanes de Banja Luka. Las autoridades serbias de esta ciudad del norte de Bosnia, ordenaron su inmediata expulsión hacia Croacia. A cada uno le cobraron 100 marcos alemanes (unas 8.600 pesetas) por el billete. Una macabra ironía. La limpieza étnica de los 60.000 no serbios que quedan en la zona (frente a medio millón de antes de la guerra) comenzó el lunes. Al menos 660 croatas fueron obligados a cruzar el río Sava en dos destartaladas lanchas de motor.

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Ni en el caso de los croatas del lunes ni el de los musulmanes de ayer, las autoridades serbias permitieron la salida de los hombres menores de 45 años, al considerarlos en edad militar. Este hecho preocupa enormemente al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados '(ACNUR), ya qué los precedentes inmediatos de una medida de este tipo son Srebrenica y Zepa, donde miles de hombres yacen enterrados en fosas comunes, según denunció EE UU la semana pasada apoyándose en fotografías aéreas obtenidas por sus satélites espías."La expulsión masiva de los no serbios es llevada a cabo con repugnante eficiencia", aseguró ayer Ron Redmond, portavoz de ACNUR en Ginebra. "El sistema funciona así: primero, las autoridades de Banja Luka envían a un determinado pueblo una lista de personas no serbias con la orden de que les obliguen a reunirse en un determinado punto para registro y transporte". De los pueblos son conducidos a la ciudad y de ahí al río. "Muchos de los expulsados han sufrido además la humillación de tener que pagar su transporte", dice Redmon.

Las cifras son confusas, pero todo parece apuntar a que las víctimas fueron ayer los musulmanes, y en un número aproximado a los 3.000 tuvieron que partir hacia Croacia, según fuentes de las organizaciones humanitarias. Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció ayer esta limpieza étnica que afecta, según sus cuentas, "a unas 50.000 personas que ya han sido cazadas" Y anunció que no participará en este desplazamiento forzado.

Esta tragedia humanitaria no ha contado con la atención del plenipotenciario del secretario general de la ONU, Yasushi Akashi, quien ha preferido visitar a los 30.000 musulmanes rebeldes de Fikret Abdic, atrapados en una bolsa en Vojnic, en Krajina, tras su derrota en el norte de Bihac.

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