Testigo de desmanes

Soy un joven de 20 años que escribo a este sección para manifestar mi opinión sobre el juicio celebrado el pasado día 21 de julio contra los okupas de la ya desalojada Minuesa, para los que el fiscal pide ocho años de cárcel. En dicho juicio se acusaba a Pedro Luis Pérez García y a Luis Moles Lozano de haber atentado contra la autoridad y de lesionar a varios policías. No fui testigo de la agresión por la cual se les acusa, pero, como residente de la zona, he observado durante años numerosas trifulcas entre los okupas y la policía en las que los cuerpos de seguridad incurrieron en verdaderos desmanes y flagrantes abusos de fuerza. Me resulta fácil creer que los tesmionios de los policías afectados no son más que una alevosa tergiversación de los hechos que pretende ocultar una realidad bien distinta.En la declaración de uno de los policías municipales presuntamente agredidos consta que Luis Moles golpeó con un banco al mencionado agente produciéndole la pérdida de buena parte de su dentadura. Para empezar, las autoridades locales nunca se habían dignado a adornar la Ronda de Toledo, donde se si tuaba la okupación de Minuesa, con bancos. Aun en el remoto casual de que algún despistado banco se hubiese dejado caer por el lugar, la versión del agredido sigue siendo descabalada. Pretende hacernos creer que una persona normal de este planeta levantó un banco de nás de 60 kilos.

¡Cómo cambia el cuento! La tradicional imagen que la policía ha difundido de los okupas se desvanece. El okupa communis, antes famélico, delgado y debilitado por la desnutrición y los excesos dé las drogas, se ha convertido en una especie de robusto superhombre capaz de levantar con facilidad y arrojar con desparpajo un- voluminoso banco contra el rostro del inocente agente. Ante tan deleznables argumentos me insto a creer la declaración de los acusados, en la que consta otra historia bien distinta donde son ellos los que sufrieron la autoridad de la porra y el vigor de los nudillos de los agentes.- Bernardo Gutiérrez González.