El Ejército bosnio rompe las líneas serbias en su ofensiva sobre Donji Vakuf, en el centro del país
"Están todos acelerados". Un diplomático español definía así la situación en la antigua Yugoslavia en el único café abierto en Osíjek (Eslavonia oriental) durante el virtual toque de queda de la noche del sábado. Con los mapas alterándose a marchas forzadas, los 10.000 soldados del VIII Cuerpo de la Armija (Ejército bosnio) rompieron ayer las líneas serbobosnias en Donji Vakuf (en Bosnia central) y se lanzaron a una carrera de combates para apoderarse de la mayor tajada posible de territorio antes de que las grandes potencias impongan nuevas negociaciones.
ENVIADO ESPECIALDesde que el pasado sábado comenzaron las operaciones de la Armija en Bosnia central, una Zona donde hace semanas que se registran violentos duelos de artillería, las tropas de Sarajevo se han colocado ya, según ellos, a unos 10 kilómetros al noroeste de Donji Vakuf, en las alturas que rodean esta ciudad que fue de población mayoritariamente musulmana. Los observadores de Naciones Unidas, en medio de las 730 detonaciones de artillería contabilizadas la noche del sábado, no están en condiciones de confirmar la profundidad del avance bosnio.El cercano nudo de carreteras de Jajce parece ser el objetivo final de esta ofensiva tras la orden dada por el presidente bosnio, Alia Izetbegovic, de reconquistar las fronteras dibujadas por los artífices del plan de paz del Grupo de Contacto (EE UU, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania) que prevé el reparto de Bosnia-Herzegovina entre serbios (49% del territorio) y la federación de croatas y bosnios (51 %).
Los soldados de la Armija, los más acostumbrados a la derrota en el sangriento conflicto de los Balcanes, cuentan esta vez con el apoyo de sus aliados croatas, los mismos con quienes se enfrentaron en una lucha intestina hace menos de dos años. La artillería del Consejo de Defensa Croata (HVO, milicias croato-bosnias), bien surtida por los arsenales de Zagreb, según reconoce la propia ONU, castiga las posiciones serbias en Bosnia central -y en especial Drvar, que completa la telaraña de comunicaciones serbobosnias- desde sus recién capturados Glamoc y Grahovo.
Si los planes de los estados mayores bosnio y croata cuajan, la ciudad de Banja Luka (unos 200.000 habitantes) la joya de serbia en el norte de Bosnia, estaría en peligro.
Los bosnios están dispuestos a todo con tal de alcanzar una mínima carta de naturaleza que les permita estar presentes en las negociaciones que se avecinan. Con más de 65.000 personas enclaustradas, las autoridades bosnias, enzarzadas en luchas internas, difícilmente darían su brazo a torcer en Gorazde. Ni siquiera, dicen, a cambio del final del asedio a Sarajevo.
Pero en las escasas semanas que parecen quedar hasta la cumbre que, presumiblemente en Alemania, pretende intentar poner fin a la barbarie de cuatro años de guerra balcánica, todos 'croatas, serbios y bosnios parecen tener prisa en apurar la Cuenta atrás de la acelerada carrera por la posesión de la tierra de sus mayores.
Defender Dubrovnik
Entretanto, mientras los muy católicos vecinos de Osijek acudían. en la mañana de ayer en masa a la misa dominical tras pasar su primera noche sin bombardeos en más de una semana, los croatas del sur de la costa dálmata seguían encogidos en los refugios por segunda jornada consecutiva. La radio oficial croata dio cuenta de una ola de ataques de la artillería serbobosnia, con almenos 120 detonaciones, en las inmediaciones de Dubrovnik, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, pero sin informar sobre víctimas.Un despacho de la agencia France Presse que citaba fuentes hospitalarias constataba, sin embargo, la cifra de 16 heridos ingresados en centros médicos a causa de los bombardeos. El aeropuerto de Dubrovnik seguía cerrado y la ciudad estaba desierta. Las explosiones de los proyectiles serbios han provocado al menos siete incendios forestales, así como el corte del fluido en las líneas eléctricas de alta tensión,. en un área que cuenta, con más de 100.000 habitantes. Anoche, fuentes de la ONU consideraban inminente una acción militar croata contra las líneas serbias con el fin de aflojar la presión sobre la región de Dubrovnik.
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