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La imagen de España

Emilio Lamo de Espinosa

En estos días en que la política española parece depender de la economía (¿o es al revés?, ya me he liado) y ésta de los inversores extranjeros o de los turistas, puede ser oportuno echar una ojeada a la imagen de España en el extranjero.No todos los países gozan (o sufren) de una imagen o estereotipo fuerte. La de España se caracteriza justamente por su fuerza, (es de contornos claros, nítidos, difícil de confuidir con otras) y su generalidad (podemos encontrarla en todo el mundo occidental, en el mundo árabe e incluso en el mundo oriental). Pero también por su unilateralidad: una fuerte y marcada unidimensionalización de la plural realidad española., Ésta es la parte negativa. La parte positiva radica en que existe ya y no tenemos necesidad de crearla.

En todo caso, el dato clave para entender la imagen actual es la transición democrática española por su carácter modélico. Se produjo además en un momento singular al coincidir con similares, pero menos exitosos, procesos de transicion en el sur de Europa y preceder a otras sin duda más inciertas (las del este de Europa y América Latina). Ello hizo del caso español un caso "de manual", ejemplificador de lo que debe hacerse. Es probable que, por vez primera en. lustros, España haya figurado como modelo y no como contramodelo (de país mal gobernado, de imperio decadente, de violencia fratricida, de integrismo cultural).

Pues bien, me temo que esta imagen, ese espejo, también se nos ha roto. Un sencillo, pero bien construido, es tudio de INRA de finales del año, pasado (réplica de otro de 1990) acerca de la imagen mutua de los países de la Unión Europea (más otros relevantes) muestra una seria ambivalencia en la imagen de España en Europa y un claro deterioro en temas cruciales, y ello antes de que los actuales escándalos nos hayan puesto en la picota.

De una parte, la imagen acerca de la simpatía de los españoles, la alegría, la belleza de sus mujeres y hombres, la calidad de la comida y la bebida, etcétera, se mantienen muy altas e incluso mejoran sustancialmente. Por ejemplo, la calidad de la comida y la bebida mejora desde + 5,4 a + 35,6 (no son porcentajes, sino desviaciones de la media; medidas relativas, pues) ocupando así el puesto tercero de los 19 países analizados. Y la apreciación de que los habitantes son "amigables y alegres" mejora desde + 16 a nada menos que + 39 colocándonos en el primer lugar. También somos el país más valorado para retirarse tras la jubilación, el más querido y estimado y el segundo para pasar las vacaciones. Éstas son las (muy) buenas noticias.

Las malas son que la imagen de nuestra economía se deteriora seriamente. La afirmación "es un país con una economía fuerte" tenía una medida relativa de - 13 en 1990, pero ha descendido a nada menos que - 48,4 ocupando el penúltimo lugar, detrás de países como Rusia, Irlanda, Portugal o Grecia y seguida, muy de cerca, por Italia. Otro tanto ocurre con las afirmaciones siguientes: "Uno de los más avanzados Estados de bienestar", que desciende de - 25 a - 44, lo que nos coloca en el último lugar; "fábrican equipos de oficina de alta calidad", que pasa de - 13 a - 42, lo que nos coloca también en el último lugar, o "made in Spain es una buena etiqueta", que pasa de - 15 a - 42, lo que nos coloca en el penúltimo lugar, detrás también de Irlanda, Rusia o Portugal.

El estudio merece, sin duda, un análisis mucho más detallado. Por ejemplo, ningún otro país (ni siquiera Rusia) sufre un deterioro tan serio de su imagen económica, aunque alguno se beneficia de una notable mejora (así, el Reino Unido). Pero su mensaje es claro: somos muy simpáticos las mujeres están estupendas, los hombres son guapos, se come fantástico y es un excelente lugar para, pasar las vacaciones, pero nuestra economía es mucho peor de lo que pensaban en 1990. Buenas noticias para el turismo y malas para la economía. Al parecer, no han tragado el anzuelo.

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