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José Ángel Valente considera que los escritores españoles están comprados

El poeta piensa que el fin de milenio está dominado por los medios y el capital

El curso Milenarismo y cultura: el canon tradicional y el futuro de las artes, dirigido por Antonio García Berrio y organizado por la universidad Complutense, ha reuni do en El Escorial a filósofos, informáticos, músicos, artistas y escritores para hacer un balance de la situación. José Ángel Valente cree que vivimos un momento dominado por los medios informativos y el capital, en el que los políticos son marionetas de ese poder. Los intelectuales, según él, tampoco pintan nada. "La inteligencia está desarmada, comprada", dice, refiriéndose a España, pero también al resto del mundo.

El panorama cultural del fin de milenio preocupa a José Ángel Valente. "Creo que estamos en una época muy mala. Creo que este milenio se acaba con un signo absolutamente negativo. Y eso lo voy a explicar con dos cosas. Los que dominan y manejan el mundo en el que vivimos ya no está ni siquiera dirigido por los políticos. Los políticos no representan el estrato superior del mundo en el que nos movemos. Por encima de su cabeza hay dos grandes elementos que tienen un funcionamiento autónomo, en el que lo propiamente humano no tiene importancia. Esos dos elementos son la información, es decir, las empresas mediáticas, y el capital", asegura."Así se plantea el mundo en el que entramos y no sabemos qué pasa con los políticos porque ellos están manipulados también. La clase política es ahora mismo una marioneta de poderes mal controlados que están por encima de su cabeza. Y eso lo ves en la poca calidad que tienen los dirigentes polítcos. El de EE UU, que es un churro; el de Francia; el Papa...".

Falta de compromiso

Susan Sontag decía hace poco en Madrid que había hecho una llamada a los intelectuales para manifestarse, o por lo menos que reaccionaran, en contra de la guerra en la ex Yugoslavia, sin obtener casi ningún apoyo. Valente ve en esa apatía un punto de conveniencia. "La inteligencia está desarmada, porque está comprada", afirma. "Eso lo ves claramente en la situación española. En la época de Franco todos éramos resistentes y nos manifestábamos frente a las cosas. Ahora mismo se empiezan a repartir premios, y parece que los intelectuales están esperando y no quieren dar un paso en falso no sea que no les den el premio. Están comprados. Y eso deshace completamente el mundo de la cultura. Hay excepciones, pero son excepciones".La conferencia que pronunció ayer Valente (Orense, 1929) se titulaba Cuatro referentes, para una estética contemporánea, y en ella cita como puntos importantes en la evolución de las ideas de la estética a Baumgarten, la Bauhaus, Benjamin, Duchamp, Warhol y Anton Webern. Sin embargo, concluir una conferencia sobre Milenarismo y cultura con una referencia a un compositor de las primeras décadas del siglo no parece corresponder con la idea de proyección futura del curso. "Webern es para mí el exponente máximo de lo que he llamado estéticas de la retracción", explica.

"Esa estética de la retracción sería la respuesta, desde el punto de vista del lenguaje poético, a esta dilapidación verbal de los lenguajes de la propaganda, de los lenguajes políticos, de los lenguajes informáticos, etcétera. En ese sentido, la música de Webern para mí es una proposición estética muy importante, decisiva. Una poesía no se oye si antes no se oye su silencio. Esa elaboración de Webem, que opera con el silencio, me interesa muchísimo".

Valente ha sido muy crítico siempre con la idea de generaciones en la literatura, y de ellas, en España, ha salvado a unos pocos poetas individualmente. En la del 27 salva sólo a Cernuda, "De la generación del 27 yo considero un poeta fundador a Luis Cernuda, y nada más. Me considero mucho más conectado con Unamuno y con Machado. No digo que los poetas del 27 fueran una porquería, pero a mí sólo me interesa Cernuda porque él hizo andar la literatura española. La puso en movimiento".

La obra y trayectoria de Valente están marcadas por la relación íntima entre poesía y pensamiento, entre poesía y filosofia. "La poesía es una forma de conocer la realidad que sólo puede ser conocida así, poéticamente", dice. "La palabra poética nos permite acceder a zonas de la realidad a las que sólo se llega poéticamente. Yo escribo poesía, pero creo que son las palabras las que hacen la poesía, no yo".

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