La ley ampara en Italia a cuatro atracadores infectados de sida
Un decreto ministerial de septiembre de 1992 está permitiendo a cuatro enfermos de sida atracar bancos en Turín en la mayor impunidad. El decreto impide que los afectados por esta enfermedad vayan a la cárcel, y ello hace que la llamada Banda del sida se esté convirtiendo en el terror de las entidades de crédito y de sus clientes. Policía y representantes sanitarios de los centros donde se tratan enfermos de sida -algunos, hasta el robo siguiente- han pedido nuevamente la revisión de la norma legal que hace que éstos delincan continuamente con la impunidad garantizada.El pasado viernes, dos miembros de la Banda del sida, Sergio Magnis, de 29 años, y Ferdinando Attanasio, de 37, volvierona dejar su huella en la sucursal del Credito Italiano de Collegno, en, el cinturón de Turín. Armados con la cuchillas habituales de recortar, papel y a cara descubierta, sin importarles las cámaras por las que fueron identificados poco después, Magnis y Attanasio se llevaron alrededor de 2,3 millones de pesetas. Instantes más tarde, mientras el segundo huía, Magnis se presentó en el hospital Amadeo de Saboya, especializado en enfermedades infecciosas, pidiendo ser atendido porque se encontraba mal. No tuvo problema en revelar su identidad.
La indiferencia y la seguridad del atracador se vieron justificadas el lunes, cuando un juez le puso en libertad, reconociendo como inútil el arresto domiciliario al que están sometidos los cuatro miembtos de la banda. El atracador-enfermo, que había dicho a otro juez, en una ocasión precedente: "¿Qué quiere que haga? Tengo que comer y, en estas condiciones, nadie me da trabajo. Sólo espero a morirme", se dirigió al magistrado diciendo que ni se molestara en decretar el arresto domiciliario: "No pienso quedarme en casa; estoy en las últimas", advirtió.
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