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GUERRA EN LOS BALCANES

Ejercito croata conquista Krajina en menos de tres días

Eslavonia Oriental declara el estado de guerra por temor a ser la próxima víctima de la ofensiva

Juan Carlos Sanz

La conquista de Krajina ha sido tan relámpago que ni el propio mando militar croata daba crédito al avance de sus tropas. Todas las previsiones se quedaron cortas. Primero hablaron de una semana; después, de cuatro días; luego, de tres, y finalmente, cuando sólo habían pasado 60 horas desde que comenzó la ofensiva, el mismo general Ivan Tolj, el portavoz del Ejército croata (HV), que había tenido que ir recortando el tiempo en que se alcanzaría la victoria, anunció: "Krajina ya no existe más. En extensión, hemos liberado 10 veces el territorio de Eslavo Occidental", reconquistado a los serbios el 1 de mayo pasado tras 36 horas de ofensiva. Escenas de júbilo se sucedían por todos los rincones de Croacia. Los refugiados que huyeron en 1991 de los conquistadores serbios, hacían las maletas "para volver a casa", mientras que a los serbios les. tocaba ahora el éxodo.

La legendaria combatividad de las fuerzas de Knin parece haberse desvanecido ante la arrolladora Operación Tempestad lanzada la madrugada del viernes por el HV. La segunda ciudad más importante de la región secesionista, Petrinja con 35.000 habitantes, fue la que ofreció mayor resistencia, pero, tras una sangrienta lucha casa por casa y con un elevado número de bajas croatas, fue reconquistada por Zagreb en la madrugada de ayer. La base aérea de Ubdina caería a primeras horas de la tarde, al igual que Obrovac, en las inmediaciones de la costa del Adriático, un nudo de comunicaciones vital para el control del sur de la Krajina. El resto de Krajina fue un simple paseo para las envalentonadas tropas del HV. En general, l4s tropas serbias, según los comunicados militares croatas, ofrecieron escasa resistencia."Esto significa algo` más que conquistar las tierras croatas, supone la creación de las condiciones para la estabilidad del Estado croata durante los próximos siglos", declaró el presidente Franjo Tudjman durante la visita que realizó a Knin.

Croacia ha sellado con centenares de policías y militares las carreteras de acceso a Knin. Soldados armados con fusiles Kaláshnikov y lanzagranadas anticarro expulsan a los periodistas que acuden a verificar las operaciones del HV, y sólo a través de caminos secundarios sembrados de restos de blindados y vehículos de transporte se puede intentar burlar el apagón informativo. Quedan muy lejos las facilidades de paso que los croatas ofrecían a la prensa internacional en 1991, cuando su Ejército retrocedía ante la presión serbia. Ahora ellos son el bando victorioso.

Combatientes retirados

Entre las aldeas adornadas con baáderas, croatas -todos los pueblos han improvisado una fiesta nacional- grupos de combatientes de Zagreb retirados del frente descansan y beben cerveza. Algunos parecen estar ya embriagados y observan con el aburrido desprecio de los veteranos el paso de los convoyes con tropas de refresco. Muchos. de ellos llevan medallas de la Virgen prendidas en cadenitas de plata.Un anciano croata se abrazaba al mediodía a sus familiares y amigos en el paso a nivel de Zitnic, en las afueras de Drnis, a unos 24 kilómetros al sur de Knin. Ordenó que se detuviera la ambulancia que le trasladaba al hospital de Sibenik, en la costa adriática, y descendió con paso vacilante para sentir el calor de los suyos. Se había resistido a abandonar su casa en Drnis (24.000 habitantes, con un 75% de población serbia) para poder conservar su casa. A cambio, tuvo que pagar con cuatro años de dura separación.

A lo largo de la mañana, decenas de familiares de los últimos croatas que aún quedaban en la Krajina se agolpaban ante el último puesto de control de la policía militar de Zagreb a las puertas de Drnis, pero los soldados se negaban a franquearles el paso porque dos poblaciones cercanas seguían en poder de los milicianos serbios. Ante Duvancic, de 55 años, acompañado por sus tres hijas Sanda, de 28, Sanja, de 24, y Senjezama, de 20, comenzaba a desesperarse. Confiaba en volver a ver a su esposa, Ivanka, de 50 años, que prefirió regresar a Drins para mantener la casa de la familia y se negó a instalarse con el resto de su familia en hotel de Trogir, en la bahía de Split.

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"Está entrando usted en zona de combates", advertían en las encrucijadas que surcan la vía férrea Split-Knin-Zagreb numerosos carteles en croata e inglés. El puesto de control abandonado por los cascos azules en lo que fue zona de separación entre serbios y croatas estaba desierto. Christopher Gunnes, portavoz de la ONU en Zagreb, aseguraba ayer que algunos cascos azules y varios prisioneros serbios habían sido utilizados como escudos humanos y obligados a marchar al frente de las tropas croatas durante al menos dos ataques.

Tras ser desalojada de los 40 puntos de observación del frente croata, la ONU y Croacia llegaron ayer a un acuerdo por el que los cascos azules de la supuesta fuerza de interposición entre serbios y croatas en la Krajina se convertirán en "observadores de derechos humanos y empleados en la ayuda humanitaria".

El general Tolj, al anunciar la ración del antiguo territorio croata, exigió la rendición de los combatientes serbocroatas que pretendan resistir en las montañas. con esta advertencia: "Entregaos, en nombre de la vida y de la cordura... una resistencia a ultranza es una locura, que no tiene justificación política ni moral".

Mientras tanto, los serbios secesionistas de Eslavonia oriental (en el extremo este de Croacia, fronterizo con Serbia) decretaron el "régimen de guerra" en esta zona, en razón de un "peligro inminente de agresión croata", según el comunicado de la agencia serbia Tanjug. La autoproclamada República Serbia de la Krajina se componía de tres partes: Eslavonia Oriental, Eslavonia Occidental -que cayó en manos croatas el pasado mayo- y Krajina.

Los responsables de las Naciones Unidas temen, sin embargo, que la llegada de nuevos combatientes serbios a Bosnia-Herzegovina tras su huida de Krajina puede desequilibrar la correlación de fuerzas en esta antigua república yugoslava. Alexandr Ivanko, portavoz de la ONU en Sarajevo, fue el primero en alertar del importante refuerzo que supondría para las fuerzas de Radovan Karadzic la llegada de 50.000 combatientes.

Donde sí se ha confirmado ya la alteración del mapa militar es en el enclave de Bihac, cuyos defensores bosnios proseguían ayer su penetración en el territorio de la Krajina tras romper el cerco serbio, y han cerrado el paso a miles de refugiados serbocroatas.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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