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La burocracia rusa impide hacer efectiva la ley del sida que obliga a los extranjeros a hacerse la prueba

Pilar Bonet

La presidenta de la Comisión de Sanidad de la Duma (Parlamento ruso), Bella Denisenkco, acusó ayer al Gobierno de pasividad en la aplicación de la ley del sida que entró en vigor el pasado 1 de agosto, y se ha dirigido al Fiscal del Estado para que se cumpla la polémica disposición legal. La ley, firmada por el presidente Borís Yeltsin el 30 de marzo pasado, obliga a todos los extranjeros que solicitan visados de más de tres meses a presentar un certificado médico para obtener el permiso de entrada en Rusia y prevé además la deportación de los extranjeros infectados. La disposición, que h a provocado las críticas de grupos homosexuales y de defensa de los derechos humanos, no se está aplicando, según Denisenko. Entre otras. cosas, según dijo, porque el Ministerio de Exteriores no ha elaborado normas para la actuación de los consulados en el extranjero y porque tampoco hay normas sobre las revisiones médicas pertinentes y el procedimiento de deportación. El sida es una enfermedad. muy poco extendida en Rusia.Denisenko salió al paso de la información atribuida al Ministerio de Sanidad según la cual la ley estaba congelada y señaló que eso sería una transgresión del procedimiento regular de promulgación y derogación de las leyes en Rusia.

La jefa de la comisión de Salud de la Duma advirtió que el Gobierno, con su demora, está obligando á muchas personas a transgredir las leyes y señaló que los consulados en el extranjero pueden dejar de entregar visado de más de tres meses, o asumir la responsabilidad de pedir certificados médicos, o bien cerrar los ojos como hasta ahora. Un ruso que sea infectado por un extranjero llegado a Rusia en una fecha posterior a la entrada en vigor de la ley puede en teoría, según Denisenko, emprender acciones penales contra los funcionarios del consulado que, entregaron el visado a la persona que le infecto. La situación creada indica que-el Gobierno ruso está en una posición incómoda, ya que se ve presionado tanto por el legislativo como por la opinión pública internacional.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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