Lucha por las cadenas generalistas
Las fusiones Disney-ABC y Westinghouse-CBS revolucionan el. panorama de la televisión en EE UU
La adquisición esta semana de dos grandes cadenas de ámbito nacional (networks) en Estados Unidos ha comenzado ya a redefinir el panorama de la televisión en es país. Las dos noticias consecutivas han copado las primeras páginas económicas de todos los periódicos del mundo. El primer efecto de las fusiones Disney-ABC y Wes tingliouse-CBS es sin duda la tremenda revalorización creativa y económica del ámbito de las cadenas frente a los canales de cable, éstos últimos en un momento dudoso tras su eclosión en los años ochenta. El equilibrio (o desequilibrio) en la propiedad de cadenas y las luchas por audiencia entran también en una nueva etapa. Las cadenas nacionales estadounidenses, CBS, ABC y NBC, tenían desde hace años colgado el sambenito de ser dinosaurios con pies de barro, gigantes de difícil gestión y sin capacidad de reacción ante la dinámica oferta de los canales de cable. Sin embargo, esta visión cambia de golpe en pocos días, cuando una compañía de impecables finanzas como es Walt Disney decide apostar por ABC, fundamentalmente para distribuir sus productos, y un gigante de la industria como Westinghouse rescata a una CBS en apuros, fundamentalmente para erigirse en el líder numérico en propiedad de emisoras de radio y televisión.
De pronto las cadenas nacionales se han convertido en un campo idóneo para la inversión y para la promesa de más y mejor entretenimiento. La tendencia ya había sido explorada por la cadena NBC (propiedad de General Electric, una empresa de mucho mayor calibre que Westinghouse o Disney) en la pasada temporada. La NBC, gracias a programas como Friends, E.R. y Seinfeld era hasta ahora la única cadena que no perdía espectadores y que había sabido atraer a una audiencia más joven, la más deseable de cara a la publicidad. En línea descendente, CBS, y sobre todo ABC (que a pesar de todo es la primera en audiencia), se colocan ahora en posición de combate. Con un alcance de un tercio de los hogares del país, lo cual por ahora es ilegal, la parrilla de programación de la CBS será un potente imán de publicidad.
Por su parte, la ABC se garantiza con Disney un proveedor de contenidos (programas) muy en la línea de su filosofía familiar caracterizada por la serie Home improvement, los programas de vídeos domésticos supuestamente graciosos, y la clásica Roseanne. Tras el renacimiento de su división de animación cinematográfica, Disney se encuentra en el mejor momento creativo y financiero de su historia.
El presidente de la NBC dijo áyer que había recibido ofertas de compra, pero que iba a mantener su política de aceptar sólo la participación de pequeños inversores. GE-NBC está negociando desde hace meses con Time Warner y Turner Broadcasting. Muy por detrás en los índices de audiencia, pero con un negocio floreciente, se encuentra la cadena Fox, propiedad de Rupert Murdoch. La Fox, creada en 1990, fijó quizá el ejemplo de apostar por la producción propia para mejorar la rentabilidad. Actualmente la mayoría de las series y programas que emiten las grandes cadenas se compran a productoras o estudios como la Warner Brothers, Disney, o Uni-versal. En cuanto a los canales de cable, cabe esperar que tengan que avivar la imaginación para mantener el interés de una audiencia no sólo minoritaria en comparación, sino que además paga por acceder a ellos. La presencia de Westinghouse-CBS, en este ámbito es, con dos canales, prácticamente insignificante. Sin embargo Disney-ABC posee el canal Disney y participaciones en otros tres importantes canales de deportes, documentales y programación variada
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.