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"La Administración tiene poca cintura para descentralizar"

Apenas dudó a finales de junio para mediar en un conflicto que desangraba a la sanidad pública. Dice que por puro romanticismo. Pero lo cierto es que Fernando, Abril Martorell, ex vicepresidente del Gobierno con UCI) y hábil negociador, conoce muy bien el sistema sanitario, cuya reforma propuso en 1991 con el conocido informe Abril, que le encomendó el Gobierno. Sobre las causas del malestar que encendió la mecha en los médicos piensa que hoy "es mejor no hurgar". El acuerdo de la futura colaboración esta firmado. Y el futuro al que aspira ha de ser menos rígido en cuanto a la organización de los servicios públicos. "Descentralización" es el término que utiliza. Y añade que "la Administración tiene poca pintura para hacer estas cosas. Aguanta mal las descentralizaciones".Pregunta. ¿Qué le convenció para mediar en este conflicto?

Respuesta. Pues, hombre, yo hago. muchas cosas que no me, convienen o que no me interesan, pero me divierto así. No me gusta que las cosas vayan mal o que se encallen. Entonces, si se puede colaborar. El año pasado he estado como árbitro en todos los conflictos que había en el sector del metal en las empresas públicas. Bueno, pues romanticismo, si se quiere llamar así.

P. ¿Ha sido difícil lidiar con un sindicato médico?

R. No, yo creo que no. Lo que pasa es que le hemos dado un tiempo de cocción. Las partes no son monolíticas. La parte de la Administración es más sintética, más concreta, y por tanto, con una información interna. mas rápida. Y la parte de los médicos está mas dispersa. Entre ellos, la función principal no es estar sindicados; por tanto, a la sindicación le dan un valor muy relativo. Están muy esporádicamente en ese asunto, por lo que no conocen muy bien las dificultades, las rigideces. Para llegar a captarlo se necesita un cierto tiempo. No basta con convencer a los cuatro o seis responsables.. Hace falta que esos seis negociadores tengan ocasión de ir a sus compañeros y darles una explicación. Esos, a su vez, van más abajo, reflexionan, lo duermen, vuelven. Y eso exige su tiempo. Luego, es muy importante que la gente conquiste sus cosas.

P. ¿Ha sido el dinero el punto más conflictivo de negociar?

R. Yo creo que sí... [reflexiona antes de contestar]. La Administración era consciente de que tenía que subir la remuneración; que había quedado el abanico salarial un poco reducido. Ésta es la élite, gente que ha estudiado muchos años....Incluso sindicatos como Comisiones Obreras reconocían que el salario había quedado desfasado. El problema era cómo traducirlo en una ver tiente positiva. Cómo decir: vamos a pagar más, pero esto debe salir de ahorros efectivos o de crecimientos de productividad. Hay en el sistema un manantial con bastante riqueza de mejora de la eficiencia sin demasiado es fuerzo, simplemente con una me jor organización y con una participación más cooperativa. Avanzar para mejorar la productividad y generar ahorro es la manera de ganar algo más de dinero. Eso ha sido lo que mas ha costado: las contrapartidas.

P. ¿Qué ha cambiado para que los médicos acepten finalmente productividad como contrapartida?1 R. Bueno, pues que lo han comprendido, lo han asumido. Se han dado cuenta de que el camino que hay que transitar es un camino de cooperación sincera.Si aumenta el número de actos un 5%, que es el compromiso a lo largo de 1996, evidentemente mejorará la eficiencia global del sistema. Eso es lo que se les pide. A lo mejor no redunda en ahorro de gasto directo, pero sí en un mayor grado de satisfacción colectiva, que también es un ingreso para el sector público. Eso es lo que más ha costado.

P. La pregunta es por qué no se pudo pactar esto, que figuraba en las ofertas desde el principio.

R. Bueno, yo no estaba allí. Pero en los documentos anteriores, lo del 96 no estaba, y la definición de la productividad unitaria, tampoco.

P. Los médicos no querían ni oír la palabra productividad. .

R. Bueno, yo no lo sé. No estaba allí. Pero, en fin, sí que se ha pactado en ese sentido. En el documento de mediación de 25 de julio ya se establece que las mejoras del 96 y el 97 tienen que salir con ahorros y mejoras de eficiencia. Lo que ha habido que hacer es traducirlo en cristiano.

P. ¿El cambio de actitud le hace sospechar que hubo un trasfondo político tras la huelga?

R. No. Creo que no. Ha habido un malestar acumulado, y los sindicatos médicos no son los sindicatos de clase. Tienen poca afiliación. Ellos no tienen un sistema de realaciones, de presión constante y sistemática con la Administración. Y yo creo que lo que se produce como consecuencia es un desencuentro que explota en una especie de enfado general. No sé muy bien por qué. A lo mejor es preferible no hurgar en lo que ha pasado. Había una situación de malestar relativamente generalizada que estaba pendiente de una cerilla, y la confederación de sindicatos médicos supo vertebrar. A la Administración le conviene mucho la existencia de vertebraciones claras, y en este acuerdo se ha dado un paso en el fortalecimiento de esta estructura, que creo es útil.

P. Habría evitado el malestar la puesta en marcha de los modelos de gestión del informe Abril?

R. Yo no. mezclaría ahora el informe Abril con la mediación. Pero es verdad que yo creo en una sociedad más flexible. En una organización tan enorme como la sanidad, unos convenios tan iguales son muy difíciles. Son estructuras muy rígidas. Es complicado que una guardia médica valga lo mismo en no sé qué pueblo que en una ciudad como Barcelona. Que las relaciones sean exactamente iguales es muy difícil, y la Administración tiene poca cintura para hacer estas cosas: Aguanta mal las descentralizaciones. ¡Hombre!, en esta mediación por lo que se opta es por un camino de descentralización que permite hacer unos trajes un poquito más a la medida en cada circunstancia. Es un camino de menor rigidez, y la Administración lo ha comprendido así. Tendrán que acomodarse a las nuevas circunstancias. En todo Occidente tendrán que cambiar mucho las cosas para cumplir mejor su función de utilidad pública.

P. Los sindicatos de clase, como usted dice, opinan que el acuerdo ejecuta las ideas privatizadoras del informe Abril.

R. Ya le digo que no me gustaría mezclarlo, porque podemos estropear el laudo que ha terminado con todo el mundo aplaudiendo. Y como no estoy acostumbrado a esas cosas, pues me gustan. El informe Abril no es privatizador, es regeneracionista. Si se quiere mantener el sistema hay que mejorarlo. Lo que es sagrado es el concepto de sanidad pública. Las formas, los modos, las maneras y quién lo sirve, es accidental. No se puede confundir el fin con el medio.

P. ¿Qué quedó del informe?

R. Yo tomé contacto de nuevo con las cuentas públicas a través de esta petición de colaboración en 1991, y te das, cuenta enseguida de que los ingresos fiscales están tocando techo. Luego sumas las funciones del Estado de bienestar y caes en que los crecimientos explosivos no pueden ser. Como la vida se va prolongando, la fecundidad tecnológica va in crescendo con unas posibilidades ilimitadas, llevado al límite resulta, imposible. La salud es una fuente de bienestar; por tanto, el gasto seguirá creciendo. Sumas todo eso y ves que el sector público no puede estar presente al 100% en esa función. Aquel informe sirvió para aquel momento, para una toma de conciencia. Dio ideas. En unos casos sirvió para la toma de actitudes, y en otros se aplazaron.

P. Parece que dio más ideas el PP que el Gobierno socialista que lo encargó

R. Puede ser. Pero yo creo que este tipo de cuestiones tienen que plantearse en consenso con la sociedad. No es lógico que sea un solo partido. ¡Hombre!, las evidencias son inables.. Qué se hace dentro de ellos eso es ya más discutible. El PSOE lo sabe perfectamente y, de hecho, actúa dentro de esas coordenadas intentando preservar el gasto social. Un partido de centro-derecha, Iógicamente, lo comprende con más naturalidad.

P. ¿Diría que sí a una cartera de Sanidad?

R. No. Yo esto lo hago como hobby.

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