Clinton pide a la CIA espíe rivales económicos de EE UU

El presidente Bill Clinton ha ordenado a la CIA (Central Intelligence Service) la realización de prácticas de espionaje económico a los rivales comerciales de Estados Unidos. La orden de Clinton tiene alta prioridad y ya ha dado algunos éxitos importantes en las conversaciones comerciales con Japón y otras naciones, siempre con capacidad económica o industrial relevante.La CIA suministró información muy importante sobre las posiciones japonesas en las recientes conversaciones sobre el comercio exterior automovilístico, celebradas en la pasada primavera, y que estuvieron a punto de suscitar una guerra comercial entre EE UU y Japón. Las conversaciones finalmente acabaron en acuerdo, pero después de fuertes, tensiones y descalificaciones. Las fuentes consultadas afirman que Mickey Kantor, representante norteamericano en las discusiones comerciales, quedó agradablemente sorprendido por las informaciones que recibió de la CIA sobre las posiciones de los competidores de Estados Unidos.

La CIA ha rehusado comentar de qué sistemas se valió para obtener información de los negociadores japoneses. Resulta totalmente desconocido si se hizo mediante escuchas o por medio de agentes secretos (o dobles).

Nuevos objetivos

El caso es que la decisión de Clinton responde al interés del presidente norteamericano de enfocar las tareas de la CIA hacia nuevas actividades. Clinton concede prioridad absoluta a la información sobre asuntos económicos en todo lo que se refiere a su política exterior; de forma que ha reorientado los objetivos de la Agencia, poco definidos una vez liquidada la guerra fría, hacia la obtención de información económica relevante sobre países como Japón o Alemania.

Tanto la Casa Blanca como el Congreso aprecian que la rivalidad con superpoderes económicos, como los países citados, también es una cuestión de seguridad nacional.

Parece que la CIA ha acogido con ánimos renovados los nuevos objetivos que marca Clinton. Los expertos en la Agencia aseguran que la organización estaba languideciendo después de que sus informes sobre la capacidad nuclear soviética perdieran razón de ser.