Pasarlo en grande

En el Salón de Plenos del Ayuntamiento, donde el día anterior Eddíe Palmieri había puesto los pelos de punta hasta a los angelotes de las vidrieras con su devastador ciclón sonoro, el pianista Jackie Terrasson ofreció-un recital. a media voz, pausado, dulce y deliciosamente intimilta. Bajo un concepto similar al propuesto por el Maybeck Recital Hall, célebre sala norteamericana que ya ha grabado a casi cuarenta de los mejores pianistas del momento para un reducidísimo aforo y con exquisita acústica, la organización donóstiarra ha decidido abrir cada jornada con esta exigente fórmula, que debería figurar como asignatura obligatoria en los planes de todos los festivales del mundo.Terrasson, nacido en Berlín en 1965, pero criado en París y curtido en Nueva York, superó la prueba con notable. En apenas 60 minutos determiné el ángulo que, en su opinión, debe adoptar la horquilla estilística para abarcar holgadamente tradición y renovación. Seleccionó un repertorio ambicioso que resolvió siempre en las antípodas de la rutina y lo trató con calculada audacia." Las melodías se manifestaban como poliedros tras densas introducciones y, como si fueran modelos de élite, entraban y salían de la pasarela de las 88 teclas con despliegues a cual -más atractivo y original. Finalizada la refrescante demostración de Terrasson, todavía quedaba por admirar el trabajo de otros dos extraordinarios pianistas.

Gary Allen es, por el momento, el último eslabón de enormemente influyente familia de instrumentistas femeninas fundada en los años treinta por la gran Mary Lou Williams. Como en la de aquella pionera, en la mente de la Allen no caben las restricciones Y tras una etapa sumamente fructífera de autoafirmación, parece ahora inmersa en un periodo reflexivo, en el tránsito cauto y humilde al clasicismo posbop. Ya en su último disco, titulado Twenty one, aparece asociada con Ron Carter y Tony Williams: "La sección rítmica" por definición, y no parece preocuparle exponerse a compañía tan absorbente.El tercer pianista convocado de la jornada hace tiempo que superó esa etapa y ahora reluce como un sol. Pero en esta ocasión no era Kenny Barron el actor principal, ni tampoco los tres espléndidos saxofonistas altos que ocuparon la primera línea del escenario. El protagonilta único era Charlíe Parker, en el 75º aniversario de su nacimiento. Gary Bartz, Phil Woods y Frank Morgan administraron su herencia cada uno a su manera para mayor gloria del homenajeado.